La Sindicatura de Greuges de Barcelona quiere que el Ayuntamiento valore prohibir también los calefactores eléctricos en las terrazas de bares y restaurantes de la ciudad. El organismo ha elogiado los pasos que ha dado hasta ahora el consistorio para retirar los calefactores de gas, pero considera que en un contexto de crisis climática es necesario ir “más allá” y limitar el uso de todos los calefactores. El síndico ha pedido al gobierno municipal que analice “la posible contradicción en el ámbito energético y los compromisos medioambientales que supone calentar los espacios públicos con aparatos calefactores, aunque sean eléctricos”, tal como le había reclamado la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB).
“Los calefactores eléctricos, ahora permitidos, tienen un impacto final en emisiones globales superior al de butano o propano, según un informe de la Agencia de Energía de Barcelona (AEB)”, advierte la Sindicatura de Greuges en un comunicado. “Este documento concluye que no se debe autorizar la calefacción de las terrazas para evitar el impacto ambiental y el desperdicio energético que esto supone”. El organismo ha resuelto una actuación de oficio sobre la retirada de los calefactores de gas, ya que tenía constancia de que, a pesar de la prohibición en vigor desde el pasado 31 de diciembre, todavía hay establecimientos que los utilizan. Los técnicos del Ayuntamiento han realizado 634 inspecciones entre enero y abril y han abierto 47 expedientes sancionadores por el uso de calefactores de butano, la mayoría de los cuales en establecimientos del Eixample.

Llamada de atención al Ayuntamiento
La Sindicatura ha criticado la poca colaboración del Ayuntamiento en su investigación de oficio, ya que la falta de información facilitada por el consistorio “impidió saber si la actuación había sido correcta”. El organismo ha recordado al Ayuntamiento que tiene el deber de colaborar con él. “El consistorio argumentaba que no podría facilitar el número ya que la infracción es por la instalación de elementos no autorizados, lo cual podría incluir otros”, dice el comunicado. Con todo, el Ayuntamiento ha aceptado cambiar el sistema de contabilizar las infracciones por la presencia de calefactores de gas y a partir de ahora quedará reflejado de manera específica este concepto. También publicó los datos sobre inspecciones y sanciones. Por todo ello, el organismo asegura que el Área de Urbanismo “no ha sido eficaz para comprobar la retirada de los calefactores de gas de las terrazas de los establecimientos de restauración, y que debe actuar de oficio en caso de incumplimiento”.
Resignación entre los restauradores
Los bares y restaurantes de Barcelona recibieron con resignación la prohibición de los calefactores de gas en las terrazas, que entró en vigor el 1 de enero. La medida está incluida en la ordenanza de terrazas aprobada en 2018, que daba siete años de margen para aplicar la medida. En cambio, la norma sí permite la instalación de calefactores eléctricos, con un límite de potencia de 150 W/m² y que se pueden usar entre el 1 de noviembre y el 30 de abril. Los establecimientos que no cumplan con la prohibición pueden ser multados, pero de momento aún no se ha formalizado ninguna sanción a pesar del medio centenar de expedientes abiertos.
Aitor, que dirige un restaurante en Rambla Catalunya, reconoció que no había previsto la prohibición. “En nuestro caso reparamos todos los calefactores de combustión de gas que teníamos y ahora vemos que nos lo podíamos haber ahorrado”, explicaba a principios de año. El restaurador recuerda que son aparatos que cuestan 300 euros y alerta que la factura eléctrica se puede disparar. “No solo estamos hablando de la compra de nuevos calefactores, sino también de pagar más luz de la que aún pagamos”.