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Desazón en la calle Avinyó por las obras en el interior del Gran Café

En plena pandemia, en agosto de 2020 bajaba la persiana uno de los locales que más identidad propia habían aportado al barrio gótico de Barcelona. El Gran Café, abierto como cafetería en 1920, pero con un pasado como tienda de máquinas de coser abierta en 1897 en la calle Avinyó, era propiedad del grupo Cacheiro y entró en concurso de acreedores en enero del 2020. Desde entonces había permanecido cerrado, con la fachada vandalizada e incluso con una okupación. Pero ahora, casi tres años después del cierre, se están haciendo obras en el interior y la fachada ya está totalmente limpia y pintada. El TOT Barcelona ha podido saber que el local se alquiló hace unos meses y que el Ayuntamiento ha dado un permiso de obras menores para su interior -la fachada no se puede tocar, pero el interior podría transformarse a gusto de los nuevos inquilinos-. Si bien no hay una fecha concreta de apertura, todo apunta que será pronto. Hasta aquí, una gran noticia la recuperación de un establecimiento emblemático. Pero la Asociación de Comerciantes de la calle Avinyó lo vive con miedo.

El Gran Café cerró el agosto del 2020 en plena pandemia
El Gran Café cerró en agosto del 2020 en plena pandemia

«Tenemos miedo que no respeten el interior»

«Es un local precioso, muy apreciado en el barrio y con mucha personalidad. Pero ahora tenemos miedo que cuando reabre hayan hecho una carnicería con la decoración modernista y que nos encontremos un local más sin alma para los turistas», explica la presidenta de la asociación de comerciantes de Avinyó, Teresa Caja, al TOT Barcelona. La asociación ha intentado averiguar qué grupo hay detrás del nuevo local, pero no lo ha conseguido. «Cuando preguntas a los que están trabajando en las obras no te dicen nada, todo son evasivas, y el Ayuntamiento tampoco nos da información más allá que el permiso es por obras menores. Pero cada día se oye el ruido de las obras y nos preocupa mucho que se carguen otro símbolo de la calle», alerta. La entidad también teme que el nuevo local acabe provocando demasiado ruido si hay propuestas musicales «que no se ajusten a la tranquilidad que proponía el antiguo Gran Café».

No quieren un segundo Pitarra

Desde la calle Avinyó temen que el Gran Café sea un segundo Pitarra. El restaurante Pitarra abrió en 1890 en el número 56 de la misma calle, inicialmente con otro nombre. Y en 2018 acabó cerrando con más de un siglo de vida. Entonces, los nuevos propietarios abrieron un pub irlandés con una imagen totalmente diferente que borraba una historia centenaria. Las protestas vecinales fueron tan potentes que, finalmente, el nuevo local bajó la persiana solo tres meses después. «No queremos un segundo Pitarra, ya hemos perdido demasiado en calles como Aviñón, Ferran o Boqueria, donde todo es igual y pensado para los turistas», denuncia Teresa Caja.

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