Los casi 40 grados de agosto pasan más ligeros con las vistas metropolitanas que hay en el exterior del Mercado de Montserrat. Son sorprendentes solo para los recién llegados, los clientes ni se paran. Tampoco hacen mucho caso de unas imágenes que hay al final del mercado, huérfanas y con un poco de polvo. Imágenes en blanco y negro de un recinto lleno hasta la bandera. Nada que ver con la actualidad. Es primera hora de la mañana y algunos comerciantes están de vacaciones, pero ciertamente, la gran mayoría de paradas viven desiertas todo el año. El Marcado de Montserrat, en el barrio de Roquetes, no esquiva la dinámica general de la ciudad y apenas mantiene 40 paradas activas. Eso sí, un lujo comparado con el futuro equipamiento, que se construirá justo al lado y tendría que estrenarse a finales de año. Solo tendrá espacio para 17 comerciantes.
La Mari Carmen es de las que se va. Es hija de comerciantes, se ha criado en el Mercado del Besòs y tiene familiares en la Boqueria. «Me quiero este oficio, lo llevo al ADN, pero el legado de la familia Maldonado se acaba conmigo», explica a este diario. Ve «inviable» asumir las condiciones fijadas para ir al mercado nuevo y, con resignación, cambia de vida con 46 años. «Me saqué el carné de autocares y el 31 de agosto bajo la persiana definitivamente», explica con lástima. Helena, de la Carnicería Ríos, es la otra cara de la moneda. Continúa porque no tiene más remedio, dice. La carnicera amasa albóndigas y solo levanta la mirada para exclamar «¡Dónde quieres que vaya con 60 años!». Detalla que son meses de bastante intriga y asume que no saben exactamente qué pasará. «Es una lucha larga, pero todavía nos haremos oír», dice.
Los paradistas no están de acuerdo con las condiciones que los fija el Instituto de Mercados de Barcelona para ir al próximo equipamiento. Condiciones pactadas en 2018 y que no contemplan los efectos de la pandemia ni la bajada comercial. Antonio Baeza regenta una frutería familiar dentro del mercado y hace de portavoz de los comerciantes. A pesar de admitir que es un negocio de altibajos, remarca que el sector vive ahora una de las peores crisis de los últimos años y que «lo que parecía un buen acuerdo en 2018, ahora ya no lo es». «Hemos conseguido algunas cosas, pero todavía no es suficiente», explica al

La inversión prevista supone empezar de cero
El traslado obligará a los comerciantes a asumir tres costes diferentes: más allá del canon habitual que pagan todos los comerciantes de mercados, el Ayuntamiento les obliga a renovar la concesión. Baeza detalla que el coste es de casi 1.500 euros por metro cuadrado y que solo les ceden el uso para los próximos 50 años. El líder comercial recuerda que hasta ahora este tipo de concesiones eran ilimitadas y que «pasaban de padres a hijos». La buena noticia –o medianamente buena– es que, finalmente, Mercados ha cedido y que permitirá pagarla a diez años vista. En todo caso, Baeza insiste que es un gasto muy grande y que «ya pagaron nuestros familiares en un pasado».
La tercera inversión es la reforma de la parada, que varía en función del negocio, pero que acostumbra a superar los 100.000 euros en todos los casos. Una de las novedades es que el Ayuntamiento se ha ofrecido a financiar la reforma a los comerciantes que lo pidan, pero a cambio de rebajarlos la concesión de 50 a 20 años, insisten desde Roquetes. «Estamos negociando. No queremos pagar el suelo, ya lo tenemos, lo pagaron nuestros padres y abuelos. Será complicado, pero queremos concesiones ilimitadas. Son demasiados costes, también teniendo en cuenta que los gastos ordinarios serán mayores y a repartir entre menos comerciantes, y que el canon, como será un mercado de categoría superior, también sube», remarca Baeza. El comerciante recuerda que Roquetes es un barrio humilde y que Montserrat es de los pocos mercados que no ha subido el margen comercial de sus productos.

Todo ello ha provocado esta desbandada comercial sin precedentes en el Mercado de Montserrat. Solo quedarán 17. Pase lo que pase, porque el nuevo recinto está hecho a medida y ya no tiene espacio para más paradas. Las previsiones que el mercado pueda crecer en un futuro son prácticamente nulas, también para el Ayuntamiento. Baeza describe a los supervivientes como comerciantes «valientes» y, por eso, lamenta la carencia de empatía hacia unos profesionales que «están arriesgando para seguir el oficio». «Si las cosas no te van bien y lo tienes que dejar, te quedas en deuda con el Instituto de Mercados de por vida. Puedes traspasar la parada, pero, ¿y si nadie la quiere?«, lamenta el frutero.

«Mercados se piensa que esto es la panacea»
El nuevo mercado tendrá una superficie de 10.045 m², distribuidos en cuatro plantas, y habrá costado unos 14 millones de euros, de los cuales hay unos cinco estan financiados por el supermercado Aldi, que ocupará una de las plantas. Las obras del nuevo edificio tenían que empezar el 2020, pero la pandemia retardó la tramitación y la construcción se pospuso a inicios de 2022. El nuevo espacio dará aire a unos comerciantes que lamentan, a pesar de las desavenencias con el traslado, el estado de degradación del mercado actual. En todo caso, su idea era reformar el edificio y quedarse, pero Mercados, comentan desde las paradas, les dijo que el inmueble «ya no servía». «El instituto [de Mercados] cree que esto es la panacea, pero salen ganando, hacen negocio. Es como si tienes un edificio y consigues deshacerte de los locatarios de renta antigua», lamenta Baeza, en alusión al nuevo coste del suelo y a la limitación de las concesiones.
Fuentes municipales consultadas por el