Barcelona es ciudad de centros comerciales, e históricamente, cuna de muchos almacenes comerciales que en el siglo pasado importaron el modelo comercial que empezaba a despuntar en la vecina Francia. El Barato, el SEPU, El Siglo, Capitol, Sepu, Jorba, Preciados… son nombres que forman parte de la historia de la ciudad y del imaginario de miles y miles de barceloneses y que configuran un patrimonio importante, tanto en el ámbito de ocio y económico como laboral. Y es que muchos trabajaron en alguno de los míticos almacenes comerciales de la ciudad. Entre estos, uno que sobrevivió hasta los años noventa y que puede erigirse en la primera galería comercial subterránea de Europa.

Un almacén pionero a Europa
Hablamos de la Galería Avenida de Luz, que estuvo abierta al público entre el 1940 y el 1990, bajo la calle de Pelai hasta la calle de Vergara con Balmes. De hecho, esta galería estaba construida desde 1929, porque era un túnel de servicio de l‘estación de FGC de plaza Catalunya, pero al acabar las obras quedó olvidada. Y fue Jaume Sabaté i Quixal, afín al régimen franquista, el empresario que decidió dar una segunda vida a este vestíbulo subterráneo de solo 175 metros de largo. Al acabar la Guerra Civil, lo
Progresivamente, las galerías fueron perdiendo clientes y se degradaron. El cine pasó a ser una sala de porno y, como decía Loquillo en una canción con el título Avenida de Luz, era un buen lugar para «acabar las borracheras».
¿Por qué cerraron estas galerías? Tenemos que mirar hacia la construcción del Triángulo, a pocos metros -con el FNAC como principal reclamo-, sumado al hecho que las galerías no llegaron a ampliarse nunca. El 21 de mayo de 1990 la galería comercial puso punto final a una aventura de medio siglo.