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El trío de comercios emblemáticos del paseo de Sant Joan pierde su primera pieza

El paseo de Sant Joan es menos paseo de Sant Joan desde hace cerca de un año y medio. Lo que debía ser un cierre provisional por un problema de salud del responsable ha terminado convirtiéndose en la clausura definitiva de uno de los miembros del trío de establecimientos emblemáticos que resistía en esta avenida barcelonesa, en una especie de alineación astral o milagro. La Ferretería Llanza ha bajado la persiana por la jubilación a los 82 años de Jaume Llanza, tercera generación de la familia al frente. Lo ha hecho sin hacer ruido y a las puertas de su centenario, que habría sido el colofón perfecto a una trayectoria que se remonta a 1928. La noticia -avanzada por el Ara y confirmada por TOT Barcelona- no ha sorprendido a los que desde hace toda una vida son los compañeros de viaje del negocio: la Carpintería Ribas y la Fontanería Sáez. Dos comercios históricos alineados entre los números 59 y 61 del paseo de Sant Joan que ahora ven cómo el eslabón que los unía -literalmente, porque la ferretería está ubicada en el medio- cierra las puertas para siempre.

Jaume Llanza a l'escala de 5 metres de la botiga / Jordi Play
Jaume Llanza, subido en la escalera de cinco metros de la Ferretería Llanza, en una imagen de marzo de 2023 / Jordi Play

«Él seguro que habría continuado si hubiera podido, pero ya tenía 82 años. Yo estoy medio jubilado y cumplo 76 la semana que viene. Mientras pueda aguantar, continuaré«, asegura en una conversación con este medio Daniel Ribas, propietario y responsable de la carpintería que lleva su apellido. Para responder a la pregunta de cuántos años lleva el negocio abierto, señala una fotografía en blanco y negro que está colocada en el escaparate de la Ferretería Llanza y que aún se vislumbra entre los agujeros de la persiana bajada. La imagen muestra una berlina, arrastrada por un caballo muerto, que acaba de recibir el impacto de la metralla de una de las bombas lanzadas en el Eixample durante la Guerra Civil. Al fondo de la instantánea, aparecen los letreros de la ferretería y la carpintería. «Aquí hubo muertos y todo [uno de ellos en la misma puerta del local de Llanza]. Buscaban a Elizalde», explica el hombre, en referencia al propietario de la conocida fábrica automovilística que lleva el mismo nombre.

Daniel Ribas, propietari i responsable de la Fusteria Ribas del passeig de Sant Joan de Barcelona / A.R.
Daniel Ribas, propietario y responsable de la Carpintería Ribas del paseo de Sant Joan de Barcelona / A.R.

Mientras charlamos sobre la deriva de esta avenida barcelonesa, invadida desde hace años por las franquicias, una clienta se acerca al establecimiento para pedir presupuesto para arreglar un taburete antiguo de rejilla. «No lo quiero tirar porque la madera es muy buena y solo tiene dañada la parte superior», dice la mujer. Ribas hace una fotografía del mueble y lo anota para comentárselo al especialista. «Ahora ya nadie está preparado para hacer estos trabajos… Me costó mucho encontrar a alguien que pudiera», reconoce. El carpintero es autónomo, muchas veces trabaja a domicilio y le bastan los clientes que tiene repartidos por el barrio para subsistir. Tuvo la suerte de poder comprar el local en su momento, esquivando los intentos -incluso por la vía judicial- de echarlo de la finca. A pesar de la tranquilidad que le da ser el propietario, es consciente de que, cuando decida jubilarse completamente, no habrá relevo. «Antes había carpinteros aquí y allá y todos teníamos trabajo. Ahora casi solo quedo yo. Mi hijo estuvo conmigo una temporada, pero vive fuera y ha hecho su vida allí», apunta.

En Daniel Ribes treballant la fusteria / Jordi Play
Daniel Ribas, propietario y responsable de la Carpintería Ribas, en una imagen de marzo de 2023 / Jordi Play

Retazos de una época que desaparece

Al otro lado de la Ferretería Llanza, las luces led y algunos neones rompen con la apariencia sobria de toda la vida de la Fontanería Sáez. Si fuera destaca principalmente el letrero antiguo en letra ligada, dentro aún se mantiene buena parte de la estructura original, así como el escaparate y varias estanterías llenas de cajas. Aunque se dedican a sectores completamente diferentes, los tres establecimientos tienen una distribución interior similar, heredera de una época en que los responsables de los comercios vivían en el piso superior de los locales. En la primera planta de la fontanería se crió precisamente Antonio Sáez, de 60 años y el pequeño de los dos hermanos que actualmente comandan el negocio fundado en 1940 después de tomar el relevo de su padre. «El paseo de Sant Joan era nuestro campo de fútbol. Recuerdo que cuando pasaba el sereno nos quitaba la pelota porque no quería que jugáramos aquí en medio. Aún mantenemos amistad con algunos de los niños que entonces nos juntábamos. Fue una buena infancia», explica.

Antonio Sáez, un dels dos responsables de la Lampisteria Sáez del passeig de Sant Joan de Barcelona / A.R.
Antonio Sáez, uno de los dos responsables de la Fontanería Sáez del paseo de Sant Joan de Barcelona / A.R.

Sáez ha visto de primera mano la mutación de la avenida y la pérdida no solo de los comercios de toda la vida, sino también del tejido vecinal. «Mi padre sacaba la silla y se ponía a hablar con todos los que pasaban. Ahora ya no conoces a nadie, la gente mayor se ha ido muriendo y los clientes de siempre tampoco están», lamenta. Los fontaneros -que también son autónomos- están de alquiler en el local de la finca del número 59. Aunque no pudieron adquirirlo en su momento, sí han podido renovar el contrato recientemente. Si no hay contratiempos, podrán aguantar al frente de la tienda al menos hasta la jubilación del pequeño de los hermanos. Es decir, de aquí a unos cinco años o así.

Fotografia antiga que un veí va portar als responsables de la Lampisteria Sáez del passeig de Sant Joan / A.R.
Fotografía antigua que un vecino llevó a los responsables de la Fontanería Sáez del paseo de Sant Joan / A.R.

Sobre el adiós de la Ferretería Llanza, Sáez asegura que ha sido una despedida por fuerza mayor, pero admite que la noticia les entristece, sobre todo si piensan en quién puede acabar ocupando su lugar. «Es una pena, ha sido un muy buen vecino. Hemos estado aquí los tres negocios desde siempre, pero, de aquí a cinco años, quizá ya no estaremos ninguno», vaticina el fontanero, que considera que las administraciones podrían hacer más para evitar que al menos alguno de estos negocios históricos termine cerrando.

Daniel Ribes, de la Fusteria Ribes; Jaume Llanza, de la Ferreteria Llanza i Antonio i Paco Sáez, de la lampisteria Sáez; davant dels tres establiments / Jordi Play
Daniel Ribas, de la Carpintería Ribas; Jaume Llanza, de la Ferretería Llanza y Antonio y Paco Sáez, de la Fontanería Sáez; frente a los tres establecimientos en marzo de 2023 / Jordi Play

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