El sector del taxi está decidiendo estos días cuáles serán las nuevas tarifas que se aplicarán de cara al año 2025. Representantes del Instituto Metropolitano del Taxi (IMET) y de los diferentes sindicatos y asociaciones tienen previsto reunirse este mismo lunes para abordar esta cuestión, que de momento no parece cerca de llegar a un acuerdo de consenso. La primera propuesta de la administración planteaba un aumento en el importe del 4%, una cifra que ha desatado las críticas de buena parte del sector, que la consideran «inaceptable» porque no tiene en cuenta el aumento de costos del servicio.
En concreto, sindicatos como Élite Taxi aseguran que las nuevas tarifas presentadas por el IMET están basadas en unas estimaciones de costos que «infravaloran los reales de operación», especialmente en cuanto a las seguros, el combustible y el mantenimiento de los vehículos. Para justificar estas afirmaciones, la agrupación de taxistas ha encargado un informe firmado por el economista Sergi Cutillas, investigador del Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG) y miembro de la Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda (PACD). Este estudio -que se basa en los datos de 90.000 trayectos y los costos de diferentes flotas con un total de más de 450 taxis– analiza este gasto derivado de la actividad en el contexto actual, dibujando unas cifras muy superiores a las estimadas por parte de la administración, y propone un nuevo sistema tarifario que sea «más justo» con la realidad del sector.
Trayectos cortos más caros para redistribuir ganancias
La propuesta que pone sobre la mesa Élite Taxi de acuerdo con este estudio es un aumento de la tarifa general del 5,8% y una modificación de los importes para los trayectos cortos y los tiempos de espera, las situaciones que generan más ineficiencias y costos para los taxistas, según denuncian desde el sindicato. Así pues, se plantea encarecer tanto los primeros cinco kilómetros como los primeros quince minutos de espera, pero mantener el precio para distancias superiores. Este sistema pretende «compensar las ineficiencias asociadas a los trayectos cortos, que requieren los mismos costos fijos que los largos, pero generan menos ingresos», y distribuir mejor las ganancias, favoreciendo un «reparto más equitativo» entre taxistas.
«Hemos bajado nuestras pretensiones para conseguir un entendimiento y evitar llegar a medidas que no serían beneficiosas para nadie», apuntan desde la agrupación de taxistas, asegurando que el IMET debe reenfocar su propuesta si quiere «garantizar la viabilidad» del sector. Las negociaciones con la administración continuarán este lunes con los dos planteamientos sobre la mesa a la espera de un acuerdo que no parece tan lejano -una distancia del 1,8%-, pero que de no sellarse podría derivar en nuevas oleadas de protestas del sector.