Este martes al mediodía eran muchos los trabajadores de la limpieza que peinaban las calles de Barcelona bajo un sol de justicia. Lo hacían con los termómetros marcando temperaturas superiores a los 30 grados y con aún un par de horas de su jornada laboral por consumir. Nada parecía indicar que solo 72 horas antes una empleada del servicio municipal había perdido la vida tras sentirse mal en plena ola de calor. En el corazón del barrio Gótico, el lugar donde precisamente el sábado desarrolló su actividad la mujer antes de caer fulminada poco después de llegar a su casa, un barrendero de la subcontrata FCC vaciaba las papeleras refugiándose como podía en la sombra. «Mucha gente piensa que nuestro trabajo es solo pasearnos… ¿Has visto esta ropa? Toca [decía extendiendo la manga]. ¿A ti te parece adecuada para este calor? Hace tiempo que pedimos que la cambien», espetaba. Aparcado unos metros más allá, el vehículo que usaba para desplazarse parecía el único refugio disponible para resguardarse de una sensación térmica asfixiante e hidratarse. «¿Aire acondicionado? Esto solo saca calor y agua solo tenemos cuando empezamos el día. Si quieres más, te la tienes que comprar tú«, señalaba.
Alrededor de la una de la tarde, dos trabajadores que empujaban un carrito -como también hacía la empleada fallecida- agotaban en el Eixample la última hora antes de terminar su turno, que había comenzado como cada día a las siete de la mañana. «Es verdad que esta ropa es un horno y que el trasto no pesa precisamente poco», reconocía uno de los empleados. «Hoy se ha notado que la gente está preocupada. Muchos se han acercado a nosotros para ver si estábamos bien o necesitábamos algo. Incluso me han regalado una botella de agua. Días como hoy tienes que beber al menos cuatro litros y normalmente te los tienes que comprar tú mismo», replicaba el otro.
Preguntados por la muerte de la compañera, ambos respondían con prudencia y cierta resignación. «¿Miedo? Claro que tenemos, pero más miedo da no poder pagar las facturas. Lo pones en la balanza, porque si no vas a trabajar no cobras», aseguraba uno de los trabajadores. Como buena parte de la plantilla de las diferentes concesionarias de la limpieza en la capital catalana tiene un contrato temporal de solo unos meses y depende de un buen rendimiento para continuar vinculada a la compañía en cuestión. Todos los empleados consultados por TOT Barcelona coinciden en señalar la necesidad de mejorar ya no solo los protocolos de prevención de riesgos, sino también las condiciones bajo las cuales llevan a cabo el trabajo, que según denuncian no cumplen con los mínimos.
Las denuncias por las condiciones de trabajo ya llegaron en 2023
Esta situación de vulnerabilidad tanto física como contractual en el lugar de trabajo es la que llevó precisamente a una exempleada del servicio de limpieza municipal a cambiar de sector hace justo un año. Sufrió los efectos de tener que desarrollar su jornada laboral bajo sensaciones térmicas superiores a los 40 grados, muchas veces sin poder detenerse en ningún punto del recorrido ni siquiera para ir al servicio hasta el descanso de 20 minutos estipulado y teniendo que cargar el carrito. Por eso optó por arriesgarse a perder el trabajo antes que continuar con este particular «infierno«. «Tomé la decisión de irme y cambiar. No podía continuar así, con el calor y sufriendo», apunta. Esta exempleada fue una de las que el verano de 2023 denunció las condiciones límite a las que estaba sometida buena parte de la plantilla debido a esta meteorología extrema.
Entonces ya hubo varios golpes de calor y desmayos que derivaron en la hospitalización de al menos una de las empleadas. En aquel caso concreto, la mutua contratada por la compañía se desentendió del caso, entendiendo que los golpes de calor no son una afectación que esté tipificada como accidente laboral y forzando a la afectada a acudir a la seguridad social y a perder 200 euros del sueldo por los días de baja que tuvo que tomar. Dos años después, la situación en el servicio no parece mucho más alentadora. «Todo sigue igual», lamenta el exmiembro de la limpieza municipal, que destaca que muchas de las personas que salen con el carrito y se exponen a estas temperaturas extremas son mujeres.

Retroceso municipal y expediente en marcha
La muerte de la trabajadora en plena ola de calor ha abierto la caja de los truenos en el Ayuntamiento, llevando a primera línea una problemática que hasta ahora había pasado desapercibida para el gran público. Solo este martes, dos trabajadores más del servicio han sido hospitalizados a causa de golpes de calor. Según denuncia el sindicato CGT, la primera afectada cayó redonda a las diez de la mañana cuando barría a pie frente a una máquina barredora. El segundo es el conductor de uno de estos vehículos, que tras trabajar sin aire acondicionado buena parte de la jornada tuvo que acudir a un ambulatorio acompañado por otro empleado. Tras la presión de varios grupos municipales como ERC, los Comuns y Junts, el alcalde ha convocado a todas las empresas que gestionan el servicio de limpieza a una reunión para revisar los protocolos laborales durante jornadas de calor extremo como las que se han vivido este mes de junio, el más cálido en la ciudad desde que se tienen registros.
Este movimiento del socialista está precedido del retroceso protagonizado este lunes tras la comparecencia del director del servicio de Limpieza y Recogida de Residuos del Ayuntamiento, Carlos Vázquez, que afirmó que la compañía donde trabajaba la empleada fallecida cumplía todos los protocolos y descartaba abrir una investigación. A última hora de la noche, el consistorio publicaba un comunicado en el cual rectificaba y anunciaba la apertura de un expediente informativo para «esclarecer las circunstancias» en las cuales se produjo la muerte, despertando múltiples críticas de la oposición por la gestión de la crisis. Por su parte, los sindicatos con representación en el servicio municipal se han posicionado con más o menos contundencia, coincidiendo en la necesidad de revisar la prevención de riesgos y los protocolos para evitar que se puedan producir nuevos casos. «Como afiliada que era la trabajadora, nos tocaba requerir como sindicato que se abriera un expediente. Ahora estamos pendientes de la autopsia, que dictaminará si se trata de una muerte en el ámbito laboral«, indica prudentemente Ramón Cebrián, responsable del sector de limpieza viaria de la UGT y miembro del Comité de Empresa de FCC.
Cebrián recuerda que el protocolo vigente ya prevé que, si algún empleado se encuentra mal, contacte con su encargado o vaya directamente a un centro sanitario, pero reconoce que ante estos hechos es necesaria una revisión que permita tomar medidas más eficaces a la hora de evitar nuevas tragedias. «Es complejo porque nosotros damos servicio 24 horas los 365 días del año. Reformular los horarios, por ejemplo, dejaría una franja sin actuar y podría generar un problema de insalubridad. Todo esto se tiene que mirar. El riesgo cero no existe por mucha prevención y normativa que pongas, pero se debe intentar», subraya.

Medidas efectivas para unas condiciones dignas
Más contundentes se pronuncian tanto desde CCOO como desde la CGT. Los primeros solicitan abordar de manera «estructural y urgente» cambios en los protocolos como la adaptación de los horarios y turnos de trabajo, la planificación de rutas con puntos de hidratación y zonas de sombra o la verificación de la climatización de los vehículos de trabajo, entre otros. Los segundos van incluso más allá y piden adoptar medidas preventivas obligatorias, que las administraciones endurezcan sanciones, que se refuercen los controles de Inspección de Trabajo durante las olas de calor y una especial atención a los miembros del personal potencialmente vulnerables. «Dicen que entregan el protocolo a la plantilla, pero solo hacen firmar una hoja, y tampoco es cierto que si tú avisas al encargado cuando te encuentras mal se te permita ausentarte de tu puesto de trabajo […] Hace tiempo que avisamos, pero no se anteponen a la problemática. Ha hecho falta una desgracia para que se muevan«, lamenta Héctor Madero, delegado sindical de la CGT en la base de FCC en Sants-Montjuïc, donde trabajaba la fallecida.
Madero denuncia que las instalaciones tienen las duchas inoperativas desde el pasado mes de febrero y que también se arrastran desde hace tiempo deficiencias como la falta de ventilación en alguno de los espacios o los vehículos sin aire acondicionado. El delegado sindical asegura que es habitual que compañeros terminen las jornadas con dolor de cabeza y explica que él mismo incluso sufrió un principio de golpe de calor el año pasado. Ante esto, considera que es momento de tomar cartas en el asunto, independientemente del recorrido judicial que pueda acabar teniendo la muerte de la compañera. «Pedimos una adecuación de los horarios y que, si hace falta, los trabajadores puedan volver al centro de trabajo para refugiarse. Somos barrenderos, lo sabemos, y nuestro trabajo es complicado, pero nos merecemos unas condiciones dignas«, concluye.
Todos los trabajadores del servicio de limpieza que aparecen en este reportaje han preferido mantenerse en el anonimato por miedo a represalias laborales.