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El comercio europeo pide un esfuerzo para mantener la esencia de las tiendas locales

Los cambios en el modelo de consumo han obligado en los últimos años al pequeño comercio a ponerse al día. El reto de la digitalización es evidente en determinados establecimientos que, a veces, ni siquiera tienen un ordenador, y el crecimiento del comercio digital y del turismo masivo castiga a las tiendas de proximidad. Es una realidad que presiona al sector en Barcelona, pero que está bastante extendida por toda Europa. La jornada Retos y buenas prácticas en los ejes comerciales urbanos: una mirada europea, organizada este miércoles por las asociaciones Barcelona Comerç y Barcelona Oberta, ha puesto en evidencia que las problemáticas y las necesidades son compartidas. 

La jornada ha reunido a técnicos y comerciales de París, Liverpool, Ámsterdam y Bari, ciudades con similitudes evidentes con Barcelona y con los mismos debates. El comercio de París ha debatido, durante los Juegos Olímpicos, si era necesario o no abrir los comercios los domingos, un debate que lleva años extendido también en Barcelona; Liverpool lucha contra la proliferación masiva de tiendas de souvenirs, la misma lucha que vive Ciutat Vella; Bari intenta combatir, entre otros aspectos, la falta de relevo generacional; y Ámsterdam la llegada de un turista fanático del postureo que no visita a fondo la ciudad. 

Mantener la esencia y el cliente local

“Hoy se trata de sacar conclusiones de qué podemos pedir a la administración”, apuntó durante la presentación el presidente de Barcelona Oberta, Gabriel Jené, encargado de abrir fuego. Una petición que también han hecho, cada uno de ellos con matices, los ponentes de la jornada. “En Ámsterdam, las marcas grandes intentan entrar en la zona y nosotros hacemos lo que podemos para tener influencia en el Ayuntamiento y que entienda que debe tener una política que mantenga locales que son más especiales”, añadió, en este sentido, Lony Scharenborg, miembro de la principal asociación comercial del centro de Ámsterdam.

Scharenborg ha descrito la llegada de un turismo “que no viene a visitar los espacios culturales de la ciudad” sino que prefiere “visitar locales que son atractivos para colgar fotos en las redes sociales”. El turismo también genera debate en Liverpool, explicó Álvaro Costela, un andaluz que ahora lidera el área de marketing de la asociación Liverpool ONE. La ciudad británica tiene un millón y medio de habitantes y recibe dos millones de turistas extranjeros. El crecimiento también lo han notado en Bari, una ciudad costera de Italia que hace veinte años no tenía prácticamente turistas anuales. “La tasa turística nos genera tres millones de euros, el turismo es un nuevo motor económico de la ciudad”, admitió Roberto Covolo, director de alcaldía de Bari.

Un momento de la jornada ‘Cómo se transforman los ejes comerciales ante los nuevos hábitos de consumo’ / BO

Con este contexto, la palabra “equilibrio” ha centrado el debate. La han mencionado todos, siempre en favor de mantener una economía importante en todos los países de occidente, pero sin perder al mismo tiempo la esencia del comercio de proximidad. “Los ciudadanos locales no quieren venir al centro de Ámsterdam, no les gusta, y eso no es bueno para el pequeño comercio, porque depende de los vecinos”, recordó Scharenborg. Esta realidad también ocupa las preocupaciones de las principales asociaciones comerciales de París. Por eso la asociación de comerciantes y artesanos de la capital francesa ha iniciado un programa para acercar a los residentes a los equipamientos culturales de la ciudad. “Hemos detectado que vecinos que tienen el Louvre al lado de casa, no van nunca”, resaltó Phillip Gaudry. Barcelona no se escapa tampoco de esta realidad. Según datos del ICUB, solo uno de cada diez museos de la capital podría sobrevivir sin las visitas extranjeras.

La amenaza del comercio digital

Más allá de este equilibrio entre la actividad económica que genera el turismo y la supervivencia del comercio de proximidad, que necesita a los vecinos para sobrevivir, Europa intenta abordar otras realidades, como la digitalización de los locales o la competencia del comercio digital. “En Bari hemos iniciado una estrategia nueva que se basa en un comercio de proximidad que no esté únicamente centrado en ventas, sino que también se convierta en un punto de apoyo para los vecinos”, destacó, como ejemplo, el representante de Bari. En el Reino Unido, una de cada cuatro familias vive con alguien con discapacidad, apuntó Costela, que aconsejó “mejorar la accesibilidad” a los locales para que “ir de compras no deje de ser atractivo”. “Comprar en línea siempre será más aburrido”, concluyó.

La falta de relevo generacional también ocupa el debate. En Barcelona, las principales asociaciones comerciales piden facilidades burocráticas en un contexto en el que se está rompiendo la cadena familiar de los negocios. En este sentido, también piden más formación, un aspecto que exige sí o sí mejorar la Formación Profesional para que los futuros comerciantes tengan más recursos para conducir los negocios, lo que haría “más atractivo” ponerse detrás de un mostrador.

La jornada comercial termina con una segunda mesa formativa moderada por el director de Barcelona Comerç, Alfons Barti, sobre los cambios de la oferta y las perspectivas del pequeño comercio catalán. Participan Irene Cullerés, de la Cámara de Comercio de Barcelona; Reyes de la Corte, presidenta del Eix Sants Les Corts; Carlota Ibáñez, técnica del Eix Sants Les Corts; Oriol Cesena, coordinador académico del posgrado de Dinamización de espacios comerciales urbanos en la UdG; y Casandra Prieto, técnica del Eix Sants Establiments Units.

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