El teniente de alcaldía de Economía y Turismo de Barcelona, Jordi Valls, ha descartado mantener la licencia de los pisos turísticos concentrados en un mismo edificio, tal como había pedido el Gremio de Hoteles. El gobierno municipal mantiene la idea de revocar todas las licencias a partir de 2028 y no tiene previsto hacer ninguna excepción, ya que el consistorio quiere que los aproximadamente 10.000 pisos turísticos que hay en la ciudad pasen al mercado residencial para ayudar a mitigar la crisis de vivienda que sufre la ciudad. Así lo ha asegurado Valls en un debate sobre el futuro del turismo en Barcelona organizado por Foment del Treball.
Durante la jornada, el director del Gremio de Hoteles, Jordi Clos, y el teniente de alcaldía de Economía han chocado por la eliminación de los pisos turísticos y el aumento de la tasa turística. Los hoteleros ven con buenos ojos la medida de eliminar los pisos turísticos, que consideran un “cáncer”, pero defienden mantener los que se encuentran en propiedades verticales porque tienen un impacto similar al de los hoteles y no generan tantas molestias como los que comparten edificio con vecinos. Clos ha advertido que la eliminación de todos los pisos turísticos reducirá la oferta de alojamiento en momentos de gran congestión, como las ferias o los congresos, y reclama, llegado el momento, evaluar los que son “convertibles” en vivienda residencial.
El Ayuntamiento ha cerrado la puerta a la propuesta e insistió en que “no se hará ninguna diferenciación” porque la medida también busca abordar “el principal reto de la ciudad que es la vivienda”. “Debemos conseguir que la vivienda residencial vuelva al mercado residencial”, ha remarcado. También ha aprovechado para cargar contra Airbnb por no controlar que los anuncios de pisos turísticos sean legales y cumplan con toda la normativa vigente. Valls ha reconocido que la eliminación de los pisos turísticos puede provocar un “choque” en la oferta, pero ha defendido que los hoteles deben tener una visión metropolitana y “descentralizar” las plazas para evitar una saturación en Barcelona.

La tasa turística, el segundo elemento de la discordia
Los hoteles creen que la tasa turística tiene un retorno positivo para la ciudad, pero advierten que está a punto de tocar “techo” y hace perder “competitividad” a Barcelona en el competitivo mercado internacional de ferias y congresos. “Nos preocupa que nos pone en una posición de debilidad en la celebración de eventos importantes”, ha asegurado Clos, que desde hace tiempo defiende una tasa especial para los turistas de congresos porque “genera menos conflicto, más riqueza y más imagen internacional”. La respuesta del gobierno municipal ha sido menos contundente y Valls se ha limitado a decir que el aumento de la tasa turística se abordará cuando se apruebe la norma correspondiente en el Parlamento, que ha aplazado las negociaciones al menos hasta la primavera del próximo año.
Tanto Valls como Clos defienden que es necesario descentralizar el turismo y apuestan porque un tercio de las personas que visitan Barcelona lo haga por ocio, un tercio más por negocios y otro tercio por la oferta cultural. El reto es impulsar un “rediseño de la cartera de productos” que permita “captar público” de los tres ámbitos de manera equilibrada.

