Las personas que durante el pasado día de Sant Jordi pasearan por la supermanzana literaria y, en concreto, por la calle Diputación, muy probablemente se encontraron con una protesta silenciosa en marcha. Varios trabajadores y exempleados del Museo del Arte Prohibido repartían octavillas a los transeúntes detrás de una gran pancarta donde se indicaba que el pasado miércoles era su 57º día de huelga. El conflicto entre la plantilla y la dirección de este equipamiento -ubicado en la Casa Garriga-Nogués, un edificio modernista de principios del siglo XX proyectado por el arquitecto Enric Sagnier y protegido como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN)- llegó el viernes a los tribunales tras casi dos meses de protestas sin acuerdo entre ambas partes.
El caso se remonta a mediados del pasado mes de enero. Tras casi un año y medio de actividad, los trabajadores de este innovador museo barcelonés decidieron alzar la voz para denunciar una serie de problemáticas en las condiciones laborales que arrastraban desde la puesta en marcha del equipamiento en octubre de 2023. En concreto, los afectados eran los miembros de la plantilla destinados a la atención al visitante, que estaban divididos en tres subcontratas y se encargaban de atender en la tienda, vender las entradas en taquilla y validarlas, informar de la exposición o prestar servicios auxiliares, entre otros.
Las quejas se centraban en la obligación de trabajar de pie la mayor parte de la jornada, sin sillas y expuestos a las bajas temperaturas que se requieren para la conservación de las obras de arte. Tampoco podían hacer uso efectivo de sus veinte minutos de descanso ni acceder a las condiciones salariales y laborales que marca el convenio para su posición, siempre según la versión de los denunciantes. «Mientras el museo controla con precisión la temperatura y humedad a las que están expuestas sus obras, los trabajadores y trabajadoras de carne y hueso de todas las subcontratas están obligados a estar en posiciones expuestas a corrientes de aire en invierno, sin climatización, sin ropa de abrigo adecuada, pero con americana en verano y a aguantar hasta 9 horas al día de pie. Los trabajadores somos incluso menos que meros objetos», resumían los afectados en un comunicado.

Rescisión de contrato judicializada y mediación sin éxito
Con este contexto, la dirección del museo optó por rescindir el contrato con una de estas compañías subcontratadas, Magmacultura. El movimiento -que se entendió como un intento de deshacerse de la plantilla reivindicativa- afectaba a siete personas, que fueron temporalmente reubicadas en otros equipamientos culturales en los que trabajaba su empresa. Lejos de terminar aquí, los empleados de las otras dos subcontratadas hicieron frente común para denunciar la situación, convocando una huelga indefinida y exigiendo de la mano del sindicato SUT la subrogación de los miembros de la plantilla prescindidos. Esta situación dejó al museo contra las cuerdas, con la mayoría de los efectivos secundando la protesta. Tras un tiempo cerrado, se optó por reabrir las instalaciones, pero, dado que solo una pequeña parte de los empleados sí que iba a trabajar, se apostó por contratar personal de seguridad extra, que estaría haciendo funciones que hasta ahora llevaba a cabo este equipo de atención al cliente, denuncian los afectados.
La rescisión del contrato con Magmacultura es la que llegó el viernes a los tribunales. Los diferentes intentos de mediación entre las partes no han conseguido hasta ahora detener el curso legal de la demanda de los trabajadores y tampoco la huelga indefinida, que se mantendrá independientemente del resultado del juicio hasta que no se llegue a un acuerdo. Entre las peticiones que hacen llegar los afectados a la dirección del museo se encuentra la colocación de sillas, vestuario adecuado para adaptarse a las temperaturas de las salas, el fin de los contratos temporales, la consolidación de la jornada, poder hacer descansos efectivos de veinte minutos y la aplicación del convenio adecuado para poder cobrar el plus festivo y la compensación por festivos trabajados.