Los jardines de Ca l’Aranyó es el punto de inicio de una ruta crítica por el distrito tecnológico del 22@. El 22@ «no funciona» y necesita un replanteamiento que incluya las necesidades del vecindario, dicen los organizadores de la ruta, que este domingo hacen pasar los asistentes por el Edificio Diagrama, en la calle Pere IV, por Almogávares, 214 o Álava, 111; tres espacios que forman casi 33.000 m² de edificios en desuso en el Poblenou. Este dato es solo un bocadito del último informe del Observatorio de los Barrios del Poblenou, que alerta que cuatro de cada diez oficinas del 22@ están vacías. Una cifra que los impulsores del estudio creen que aumentará en los próximos años. Y es que actualmente solo se ha ejecutado una tercera parte del 22@ diseñado en el 2000. «Si no hay empresas para asumir el espacio actual, imagínate cuando esté todo construido», avisa en conversación con el TOT el arquitecto y portavoz del Observatorio, Albert València.
Desde la plataforma apuntan que los resultados del informe cuestionan la viabilidad de crear un ‘Sillicon Valelley catalán’ en esta zona del Poblenou, una idea ilusionante en un inicio, pero que ahora genera dudas, también entre los empresarios de la zona. Es más, el 22@ Network Barcelona, que agrupa las empresas instaladas en el distrito tecnológico, admite abiertamente que hay oficinas que han quedado obsoletas y que no cumplen los estándares de calidad actuales. Ahora bien, ¿cómo es que se ha llegado a este punto? Según el Observatorio, las empresas ya no edifican para alquilar, sino que simplemente invierten porque «les es más rentable tener el dinero en un edificio vacío que en el banco«. «Esto las empuja a comprar edificios del 22@ aunque después no saquen un rendimiento económico», apunta València. Un cambio de estrategia empresarial que ha provocado que actualmente haya 336.203 m² de oficinas vacías en el Poblenou, según las conclusiones del estudio. El aumento del teletrabajo impulsado desde la pandemia y un «exceso de optimismo» en el planteamiento inicial también habrían ayudado a alcanzar esta cifra.

Los últimos cinco años, claves para llegar a donde estamos ahora
El estudio asegura que 185.753 m², la mitad de la superficie vacía total (55%), se ha construido en los últimos 5 años. Una situación que València vincula a la sobreexplotación de oficinas de antes de la pandemia. «Los primeros años costaba que se invirtiera. Por eso hay equipamientos públicos en el 22@, porque fue la administración quien intentó animar el marcado trasladándose en esta zona. Hacia el 2016 crece la demanda y el proyecto empieza a andar con la construcción de oficinas sin freno. Pero en 2019 se llega al pico de demanda. Y en 2020, el batacazo. Ya no hay tanta demanda, pero la oleada de construcciones de antes de la pandemia continúa haciéndose. Se ha ido haciendo las oficinas entonces programadas y ahora tenemos una sobreoferta», explica el impulsor del estudio.
Desde el Observatorio lamentan que hubiera «demasiado optimismo», aunque no creen que en el otro lado del tablero vean esta situación como un fracaso. «Para los impulsores del 22@ han sido unos años fantásticos porque se ha construido a un ritmo muy alto. Pero el proyecto no se acaba de ver en la calle; la mayoría de solares están vacíos, la otra parte no se ha transformado y lo que ya está construido, una gran parte está vacío», insiste València.
Y desde la Asociación de Vecinos del Poblenou, una de las más antiguas de Barcelona, refuerzan la imagen que dibuja València. El presidente de la entidad vecinal, Joan Maria Soler, apunta al TOT que «el 22@ era un barrio poco articulado y con poca vida social». Ve «positivo» que haya oficinas y actividad productiva, pero recuerda que esta actividad empresarial «tiene que ir acompañada de nuevos comercios, viviendas y más vida, en general». «El monocultivo de oficinas no da vida los fines de semana y empobrece el barrio. Y si además están vacías, peor», sentencia Soler.

La ‘trampa’ de la vivienda
Según el resumen presentado con la

Coincidiendo con el informe, las empresas instaladas al 22@ han abierto la puerta a convertir algunas oficinas vacías en viviendas. Una opinión inesperada para todo el mundo y que ha sacudido el debate sobre el modelo. Tanto, que el mismo alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha hecho un llamamiento a la calma, alegando que un plan urbanístico no se puede cambiar de la noche a la mañana. «Es normal que el Ayuntamiento reaccione con prudencia, pero el problema es la cantidad de oficinas que todavía están para hacer. Por lo tanto, se tiene que volver a abrir el debate, aunque ya se hiciera hace poco», mantiene València, que admite, en todo caso, que se tiene que esperar tres años entre modificación y modificación y que, en consecuencia, habrá que esperar. «Hay tiempo para trabajarla con calma», dice el activista al respeto. Y avisa: un futuro cambio del plan urbanístico no tiene que servir para que las empresas del 22@ puedan convertir los espacios vacíos en vivienda de libre mercado.
La Asociación de Vecinos también se opondrá frontalmente a un cambio de modelo que no incluya más vivienda de protección oficial en el barrio. «En el Poblenou, la población no puede acceder a los precios que hay ahora al mercado. Son fundamentales estos espacios y el 22@ era una oportunidad para crearlos. Estamos en esta lucha», dice Soler. «La modificación aumentó la capacidad de vivienda pública, pero también abrió la puerta al hecho que haya vivienda libre. No queremos que los inversos aprovechen el informe del Observatorio para presionar de cara a una futura modificación que permita crear vivienda libre. Ya han aparecido noticias en este sentido y estamos en contra», sentencia el histórico líder vecinal del Poblenou.


