Jaume Collboni quiere aumentar la fiscalidad turística a los cruceros de escala que atracan en el Port de Barcelona. El alcalde lo ha dicho después de encontrarse con el presidente de Catalunya, Salvador Illa, en el Palau de la Generalitat. Se trata de los cruceros que están menos de 12 horas en la capital catalana. El jefe de filas del PSC en el Ayuntamiento ha pedido un «incremento sustancial» de esta fiscalidad. Ayuntamiento y Generalitat han acordado llevarlo a cabo.
El alcalde defiende que Barcelona tiene que ser un puerto base de cruceros y ha planteado limitar los cruceros de corta duración en la ciudad, ahora con 1,6 millones de visitantes, y con unas perspectivas de crecimiento «que no son asumibles», ya que son los que hacen «un uso intensivo más de la ciudad» y obligan a destinar más recursos públicos en la gestión del espacio público, en limpieza o seguridad, por ejemplo, ha valorado Collboni.
A través de la Ley de presupuestos
Según Collboni, esta mayor fiscalidad se tiene que tramitar a través de la Ley de presupuestos de la Generalitat. Los gobiernos de Catalunya y Barcelona se han comprometido a trabajar en esta línea para ver como la ciudad podrá grabar los cruceros que están menos de 12 horas en el puerto de la capital catalana. Ni el alcalde ni el conseller de Presidencia, el antiguo gerente municipal Albert Dalmau, han concretado cuál podría ser este incremento.
En la actualidad, los cruceristas que están menos de 12 horas en Barcelona pagan tres euros de impuesto turístico. En un futuro serán siete, puesto que está pendiente de aplicarse el recargo municipal de cuatro euros, aprobado por el pleno municipal, pero que todavía no ha entrado en vigor. Collboni ha planteado ahora una nueva subida y no limitar el recargo de la ciudad en los cuatro euros, ya que con la tasa turística hay un «retorno social». Así, por ejemplo, la climatización de 24 escuelas públicas que se está llevando a cabo se está financiando con el impuesto turístico.
