El goteo de cierres comerciales históricos sumará un establecimiento más este marzo. La pastelería Kessler Galimany del barrio de Sants baja la persiana después de 74 años de actividad. El propietario del negocio, Joan Galimany, ha explicado a radio Sants3Ràdio que «no puede aguantar» el negocio, y por eso ha decidido cerrar. La pastelería es un proyecto que nació a Cal Pere Brut en 1950 y ha sobrevivido muchos años, convirtiéndose en uno en lo referente al barrio de Sants.
En declaraciones a la radio santsenca, Galimany ha remarcado que siempre ha intentado dejar un legado en el barrio y que ha trabajado «sin mirar los festivos ni las fiestas» para sacar adelante uno de los negocios más estimados a la zona. «Las nuevas generaciones son diferentes, piensan de otro modo y no se puede hacer nada», ha apuntado sobre el cierre. La propiedad asegura sentirse «defraudada» porque hay muchos comercios que «han cerrado» en el barrio, pero no se atreve a «culpar nadie» por esta situación. Joan ha resaltado que un negocio pequeño también es una empresa y que no todo el mundo sabe llevarlo.
Dos generaciones al pie del cañón
El matrimonio Galimany – Kessler estrenó el negocio después de formalizar el matrimonio. Un cambio de vida que ha creado un negocio ya histórico. Con el cierre, el actual propietario también ha querido destacar el papel de su madre, «una gran persona» que «nunca tenía horas para dejar de trabajar». Joan es la segunda generación del negocio. Empezó con solo 14 años –»los estudios no eran mi fuerte», dice– se formó y se ha especializado en pasteles; de casamientos y cumpleaños. «Incluso pasteles de separaciones», ha dicho medio en broma durante la entrevista radiofónica. La pastelería cerrará el próximo 3 de abril de 2024. «Intentáis recordar el más bueno de la pastelería», se ha despedido Joan a los micrófonos de Sants.