Sant Jordi es uno de los días más esperados del año para los catalanes, pero también se ha convertido en una especie de efecto llamada que atrae al turismo internacional. El pasado lunes 21 de abril, a las puertas de la diada, una librería vivió de primera mano el fenómeno turístico en que, de alguna manera, se ha convertido Sant Jordi. La librería Calders, situada en el número 9 del pasaje de Pere Calders, en el barrio de Sant Antoni, tuvo que expulsar a un grupo de treinta turistas que entraron a su establecimiento a curiosear aprovechando que se acercaba el día de Sant Jordi: «Acabamos de echar a 30 guiris: fotos, fotos, fotos, oh, beautiful…», detallan en una publicación en sus redes sociales, donde explican que un tour turístico entró en la librería como un elemento más de su ruta por Barcelona.
Según explican, cuando vieron entrar a los treinta viajeros al interior de su local, los trabajadores de la librería Calders les preguntaron si se trataba de un tour turístico. Una pregunta que recibió una respuesta afirmativa. Ante esta respuesta, los trabajadores del establecimiento les explicaron que la librería «no es un lugar turístico», a lo cual los turistas respondieron que, como era Sant Jordi -aunque aún faltaban dos días-, creían que podían entrar a curiosear. Esta conversación, pues, provocó que desde el establecimiento se vieran obligados a expulsar a los treinta turistas de su local.
Bueno, acabamos de echar a 30 guiris: fotos, fotos, fotos, oh, beautiful…
— Llibreria Calders (@LaCalders) April 21, 2025
– ¿Es un tour, esto?
– Sí.
– Es que esto no es un lugar turístico.
– Ya, pero como es Sant Jordi.
– Pues menos.
… y dos clientes que miraban libros tranquilamente, nos han dado las gracias.
Una decisión aplaudida
En esta misma publicación, desde la librería del barrio de Sant Antoni explican que la decisión de expulsar al grupo turístico fue bien recibida entre las personas que se encontraban en el establecimiento en ese momento: «Dos clientes que miraban libros tranquilamente, nos han dado las gracias», exclaman. En esta misma línea, la decisión de la librería Calders también ha sido muy aplaudida en las redes sociales, donde los usuarios que han comentado la publicación también les han dado las gracias por expulsar a los turistas: «Si quieren mirar, y vivir una experiencia “local”, que compren 5 libros», ironiza Núria Pujol en una de las respuestas.
