En octubre de 1977, el túnel aún inactivo de la futura línea 2 del metro de Barcelona, bajo la ronda de Sant Antoni, se convirtió en un escenario insólito. La obra Rebel delirium, escrita y dirigida por Iago Pericot y protagonizada por Sergi Mateu, se estrenó el 6 de octubre y mantuvo funciones hasta el 8 de enero de 1978. Esta experiencia teatral singular transformó, durante unos meses, un espacio subterráneo de tránsito inexistente en un punto de encuentro cultural y reivindicativo.
La iniciativa, producida por Teatre Experimental de Barcelona, contó con el apoyo del Ferrocarril Metropolitano de Barcelona, el Institut del Teatre y el Ayuntamiento. Se accedía por las escaleras de la calle Villarroel, y el aforo, limitado a unos doscientos espectadores por función, creaba una atmósfera íntima y a la vez cargada de simbolismo: bajo tierra, en un túnel pensado para la circulación, pero aún vacío, la obra abordaba temas como la marginación y la libertad sexual en plena transición democrática (Historias de BCN, 2017).

Según el archivo de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB), Rebel delirium fue la primera y, hasta hoy, la única vez que un túnel del metro barcelonés se ha utilizado para una representación escénica de esta magnitud. Además de su singularidad espacial, el montaje se recordó por su valentía temática en un momento de cambio social y cultural en el país.
Actividades para aprovechar unas obras terminadas
Pero aprovechando aquel estreno teatral, se aprovechó para programar diversas actividades durante la Navidad de 1977. Como explica TMB en su web, se realizaron conciertos de jazz, de música clásica y contemporánea, actuaciones de corales, ballets y audiciones de sardanas, exposiciones fotográficas y de pinturas de artistas de la ciudad. Pero también actividades infantiles y encuentros con escolares para realizar murales en algunas instalaciones del metro. Todo ello, de forma gratuita y con la voluntad de ofrecer un uso a una infraestructura que llevaba muchos años inutilizada.
La estación de Sant Antoni entró en servicio el 25 de septiembre de 1995, con la inauguración del primer tramo de la línea 2 entre Sant Antoni y Sagrada Familia. Habían pasado exactamente dos décadas desde la finalización de los trabajos en los túneles en esta parte de la línea que, por cierto, estos días cumple tres décadas de vida.