Habilitar como teatro los dos subterráneos en el Edificio Frègoli, en el distrito de Sarriá – Sant Gervasi. Esta era la idea del arquitecto Esteve Bonell. Una idea a priori poco compleja arquitectónicamente, pero que encontró muchas trabas por el camino. Según explica el Ayuntamiento, Bonell tenía una estrecha relación con el poeta catalán Joan Brossa y quiso aprovechar la construcción del edificio de la calle Madrazo para impulsar la cultura con dos grandes salas de actos en la parte baja de la construcción.
Si la idea hubiera prosperado, Barcelona ahora tendría dos teatros más. Pero la ordenanza municipal de aquella época no permitía que en aquellos locales hubiera teatros, lo que desestimó finalmente la idea. Así las cosas, Bonell claudicó su proyecto de teatro para acabar sustituyéndolo por viviendas, que todavía perduran hoy en día en esta zona.
Un reto arquitectónico
La construcción de este edificio supuso un reto para la arquitectura, teniendo en cuenta que el solar donde se tenía que edificar contaba una esquina larga por un lado y estrecha por otro. Bonell tuvo que pensar cómo dar amplitud a las viviendas que componen el edificio en una situación tan compleja como esta en aquella época. El arquitecto encontró la respuesta en el modelo de tradición racionalista: construyó dúplex y así consiguió ganar más metros cuadrados. En total el edificio consta de 22 inmuebles de 86 metros cuadrados y varios locales, entre ellos, los dos teatros que murieron antes de nacer.
La historia, en una exposición
La historia de este edificio, que ahora se ve como un más pero que en su día fue revolucionario, se puede visitar al exposición Líneas Duras, comisariada por Valentín Roma y producida por La Virreina y el Centro Abierto de Arquitectura. La visita estará abierta hasta principios de verano cada día de martes a domingo de once de la mañana a las ocho de la tarde. Sin duda, una experiencia única para los amantes de la arquitectura.
