Una de las salas de conciertos más míticas de las últimas décadas de Barcelona cerró las puertas este miércoles. Sidecar se despidió de su público después de 41 años de música y acontecimientos culturales con dos jornadas de conciertos protagonizadas por grupos como Sidonie o Ladilla Rusa. El cierre llega después de que lo hasta ahora propietario, Roberto Tierz, haya traspasado el negocio. Aun así, todavía hay la posibilidad que la nueva sala mantenga el nombre, pero esto se sabrá dentro de unos meses, puesto que ahora la sala estará dos meses cerrada por obras de reforma.
Durante las más de cuatro décadas, Sidecar ha sido una plataforma por los grupos emergentes de la capital catalana y un espacio donde los colectivos de Barcelona «se han podido expresar con libertad» aseguraba Tierz a la ACN este miércoles al atardecer. «Hemos hecho feliz a mucha gente. Muchos se han conocido en la Sidecar o ha encontrado espacio para ser ellos mismos» continuaba Tierz, que también añadía que «el premio de toda esta carrera ha sido la respuesta del público».
Todo y este trabajo incansable por Barcelona, la historia de la sala de concierto de la plaza Real ha sido marcada por la expansión del turismo en la capital catalana en las últimas décadas. «Hemos vivido la etapa de la gentrificación con cierta tristeza porque hemos visto como la gente de Barcelona se ha sentido expulsada del barrio«, criticaba el todavía propietario. En este sentido, uno de los retos del local ha sido mantenerse fiel a trabajar por la gente de Barcelona y no por el turismo. «La masificación del turismo se tiene que revertir porque si no acabará siendo un desastre», reclamaba Tierz.

Las más cuatro décadas de conciertos a la Sidecar acabaron con dos noches de conciertos muy especiales. Los protagonistas fueron los grupos que, en diferentes épocas, han tenido un estrecho vínculo con la sala como Azucarillo Kings, Los Rebeldes, Josele Santiago líder de Los Enemigos, encabezados por Ladilla Rusa y Sidonie, que justo acaba de empezar una gira para presentar su no disco. Aquest buen cartel ha hecho que más de 200 personas disfrutaran de la última noche de la Sidecar. De hecho, buena parte del público, muy seguro, espera que nada cambie en la nueva etapa.
De hecho, la esperanza es bien viva, puesto que, de momento, se sabe que la nueva propiedad mantendrá los actuales trabajadores y, tal como era hasta ahora, se prevé que se dedique la planta principal a los cócteles y la planta inferior a conciertos. «La línea de conciertos de música en directo de Sidecar está garantizada porque continuará el mismo equipo que ha programado hasta ahora», aseguraba Tierz.