La reforma de la biblioteca Joan Oliver, en el barrio de Sant Antoni, costa más de 2,8 millones de euros. El equipamiento se inauguró el 2007, hace solo dieciséis años, y ya se está ejecutando una remodelación integral que se prolongará durante nueve meses, a contar desde mediados de septiembre. Si no se producen atrasos, el espacio tendría que volver a abrir la segunda quincena de junio.
Fuentes del Consorcio de Bibliotecas de Barcelona informan que el presupuesto total de la estructura sube 2.827.087,00 euros. Los trabajos incluyen reformas estructurales, ampliación y mejoras de la biblioteca, con una nueva sala infantil y salón de actos, y reformas estructurales y mejoras del espacio de gente mayor, que también forma parte del proyecto elaborado por el despacho de arquitectura RCR.
Más concretamente, la reforma, que se inició el 18 de septiembre, incluye diferentes actuaciones de mantenimiento y conservación en varios puntos de la biblioteca. Por ejemplo, elementos y partes de fachadas; falsos techos y paredes interiores; pavimento exterior; pinturas en paredes y techos, e impermeabilización de cubierta, carpinterías y vidrios. También se hacen obras a las instalaciones eléctricas y de alumbrado, al aislamiento térmico en parte de las fachadas y paredes medianeras; se sustituyen los pavimentos interiores por uno de linóleo y se ejecutan mejoras en el sistema de climatización. La remodelación incluye también mejoras funcionales con remodelaciones de espacios y la compra de una parte del mobiliario.
Otros cierres
Según el Consorcio de Bibliotecas, es la primera vez que la instalación cierra para hacer obras de mejora, pero reconocen que sí que se han producido otras clausuras para resolver incidencias puntuales. Por ejemplo, el 2019, el edificio ya dejó de funcionar por un problema de climatización, un sistema al cual ahora también se interviene.
El pasado 16 de septiembre, coincidiendo con el cierre, la cuenta de Bibliotecarias Precarias en la red X decía que la biblioteca, «ganadora de premios arquitectónicos, valla todo el curso por obras. Esto supone una gran pérdida por el barrio y confirma que los equipamientos de diseño no son funcionales. Se hacen para ganar premios más que para atender necesidades reales».
Entre los problemas que tiene el edificio figuran la climatización, ruido del aire acondicionado «nivel motor de avión», falta de puntos de luces y de lectura, incomodidad de los asientos, iluminación insuficiente, goteras, falta de limpieza y mantenimiento, y falta de materiales nobles y aislamiento, afirman Bibliotecarias Precarias. Además, sostienen que el personal que trabaja en la biblioteca Joan Oliver es escaso por un edificio de 1.500 metros cuadrados y cinco plantas, «y para dar un servicio de calidad a un barrio con cerca de 40.000 residentes».
La biblioteca ganó una mención especial de el premio Ciudad de Barcelona de arquitectura del año 2007 por un edificio que «concilia tres programas -una biblioteca, un casal de abuelos y un espacio exterior de isla que se organizan para formar un jardín que se abre hacia las calles del Eixample», dice el Ayuntamiento. Sus arquitectos (Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta) consiguieron una década después, el 2017, el premio Pritzker de arquitectura.
