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La Rambla vuelve a florecer como el gran escaparate de Sant Jordi

La Floristería Vilaplana ha levantado la persiana antes de tiempo este martes. A las ocho y media ya había movimiento en este local ubicado en medio de la Gran Vía de las Cortes Catalanas, a la altura de la calle de Viladomat. Este negocio familiar es uno de los muchos que cada año por Sant Jordi reciben religiosamente las procesiones de los fieles clientes que se acercan a las paradas que montan en el exterior del establecimiento, donde las nuevas generaciones de esta saga familiar despachan a la clientela que rebusca entre los grandes recipientes para encontrar la mejor rosa.

Todas las miradas, sin embargo, estaban puestas este año desde primera hora en otro punto de la ciudad: la Rambla. El emblemático paseo de la capital catalana recuperaba este año el papel protagonista que ha tenido toda la vida como principal escenario de la fiesta. Después de las modificaciones introducidas a partir del atentado terrorista del 2017 y consolidadas con el posterior estallido de la pandemia del coronavirus, las paradas volvían a ocupar gran parte del espacio desde la fuente de Canaletas hasta el tramo de Santa Mònica, una distribución que también pretendía esponjar todavía más una de las arterias barcelonesas tradicionalmente más transitadas durante esta festividad.

En todo su esplendor

Consciente de la novedad que suponía la recuperación de este paseo, los visitantes se han ido aglomerando en lo alto de la Rambla desde primera hora de la mañana. Al mediodía, la circulación era bastante lenta hasta la altura del Palau de la Virreina, donde esta mañana se ha celebrado el tradicional almuerzo literario organizado por el Ayuntamiento. Entre las cerca de un centenar de paradas ubicadas en este espacio del total de 425 repartidas por toda la ciudad hay la de Amics de la Rambla, la asociación vecinal y comercial de cabecera de esta arteria. «Estamos contentos de haberla recuperado como espacio central, como ha sido toda la vida. Hemos notado que este año hay muchas librerías, pero el paseo está esponjado y hay mucho de espacio», asegura Xavi Masip, uno de los miembros de la agrupación en declaraciones al TOT Barcelona.

Masip celebra que el tiempo esté acompañando y se muestra sorprendido por la cantidad de visitantes recibidos teniendo en cuenta que este año la fiesta ha caído en día laborable. «Teníamos cierto miedo porque hace dos años nos mojamos todos, personas y libros, pero este año la lluvia nos ha respetado. No sé si las previsiones son buenas a la hora de vender libros, pero, en cuanto a participación, estamos supercontentos«, afirma. Siguiendo rambla abajo, justo ante un Teatro Principal todavía en obras, se encuentra la parada de la librería La Independent, uno de los negocios que este año está viviendo su primer Sant Jordi. «Está siendo un poco estresante porque hay más público del que esperábamos, pero las cosas están saliendo y estamos vendiendo casi todo el inventario que teníamos», explica Arnau, uno de los responsables.

San Jorge en el centro de Barcelona. Turistas asiáticos en Las Ramblas. 23.04.2024, Barcelona foto: Jordi Play

Los impulsores de La Independent -que tiene el local en el número 5 de la calle de la Lluna, en el barrio del Raval- esperan que esta fiesta sea la primera de muchas en la Rambla y confirman que la especialización es la clave para poder sacar adelante un nuevo negocio en un sector con unos márgenes tan pequeños. En su caso, los libros que vienen son sobre todo de temática LGTBI, feminista o antirracista.

Cambio de paradigma para una librería histórica

A pocos metros de esta parada hay las de la histórica librería Alibri, que estuvo a punto de bajar la persiana a finales del 2022, pero que finalmente se salvó después de ser comprada por el proyecto barcelonés de suscripción literaria Bookish. «Es muy diferente. El Sant Jordi antes era más doméstico porque, cuanto más pequeño eres, con más intensidad lo vives. Ahora el hecho de pertenecer a un grupo mucho más potente y con más músculo económico se nota. Hemos pasado de tener dos paradas a siete«, señala Jordi, uno de los responsables del negocio. Este trabajador habla con propiedad: esta es su 19.ª fiesta detrás del mostrador. «La esencia del Sant Jordi barcelonés no ha cambiado en estos años», insiste.

En cuanto al cambio de propiedad, que estuvo propiciado por la falta de relevo generacional en la familia que dirigió la librería durante cerca de ochenta años, Jordi apunta que era la única alternativa para salvar el negocio del cierre y remarca que la llegada de Bookish se ha hecho evidente sobre todo en la proyección de este. «Ellos han venido con ideas renovadas, modernas y adaptadas al mundo digital. Antes no teníamos en cuenta las redes, por ejemplo. Todo esto se ha notado en las ventas y en la visibilidad de librería«, asegura el trabajador, que a pesar de todo reconoce que todavía hay lugar en el sector para negocios independientes, siempre que estén dimensionados y no quieran crecer por encima de sus posibilidades.

Una medida que no convence

Hay que recordar que este Sant Jordi es el primero en el cual se ha exigido un copago a las editoriales y librerías que querían instalar una parada en las calles más céntricas de Barcelona. El importe establecido ha sido de 80 euros (más IVA) para los agremiados y 100 euros por aquellos que no, unas tarifas que se pueden llegar a ensartar hasta los 485 euros según las dimensiones y la ubicación de la parada. La medida anunciada el pasado mes de febrero por la Cámara del Libro de Cataluña -que agrupa el gremio de libreros, editores y distribuidor- levantó bastante polémica al considerar que de este modo se estaba «externalizando» la gestión del espacio público.

La mayoría de paradistas consultados por este medio consideran que este sistema tiene principalmente fines «recaudatorios» que no favorecen la actividad de aquellos negocios más pequeños y apuestan por medidas alternativas para descongestionar las principales arterias de esta festividad como podría ser la recuperación de la plaza Reial como escenario de la fiesta.

San Jorge en el centro de Barcelona. Paseo de Gracia. 23.04.2024, Barcelona foto: Jordi Play

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