En 1962, el empresario venezolano José Antonio Borges Villega propuso al ayuntamiento franquista de Josep Maria Porcioles la creación de un parque temático en Barcelona, precisamente en el mismo terreno donde había estado el Maricel Park, inaugurado en 1930 y cerrado seis años después al estallar la Guerra Civil. El parque de atracciones de Montjuïc abriría sus puertas en 1966 con 41 atracciones, la mayoría procedentes del parque venezolano Coney Island, restaurantes, un escenario con aforo para 6,000 personas, la discoteca Lord Black y una impresionante noria. Competiría con el Tibidabo, el parque de atracciones de referencia, refinado y con una historia de 65 años.
El consistorio barcelonés había recogido el guante del empresario venezolano y apostó por el parque de atracciones como una de las piezas de una operación propagandística para ofrecer una imagen más moderna del régimen.

Atracciones míticas
Tren Fantasma, la montaña rusa Boomerang, la Noriavisión, el Viking, el Martillo, los autos de choque, un túnel del terror o el Twister… El parque de atracciones se convirtió en punto de encuentro de familias y adolescentes, con atracciones con menos carisma e historia que las del Tibidabo, pero más atractivas para los jóvenes, que también tenían espacios de ocio complementarios que la montaña rival no ofrecía. Además, la comunicación entre el centro de la ciudad y el parque era mejor. Con todo, la vida del parque de atracciones fue muy corta, solo 32 años. El 27 de septiembre de 1998 abrió por última vez. Y en poco tiempo, su recuerdo se esfumó del imaginario colectivo de la mayoría de barceloneses. La Barcelona post-olímpica no solo había transformado la ciudad abriéndola al mar, sino que también había hecho más inaccesible la montaña y el parque. Desde el año 2003, el espacio que ocupó el antiguo parque de atracciones lo ocupan los Jardines de Joan Brossa. Se eliminaron los restos de las atracciones y se conservaron las esculturas dedicadas a Carmen Amaya, Charlie Rivel, Charles Chaplin y Joaquín Blume.

¿Quién mató al parque?
Pero el parque no cerró por culpa de la Barcelona olímpica. El Ayuntamiento de Barcelona explica en su web que en 1994 se cerró el ejercicio económico con doce millones de pesetas de pérdidas y una afluencia inferior al millón de visitantes. Un año después, en 1995, la inauguración de Port Aventura, el primer parque temático del Estado, «supuso un golpe definitivo para el parque de atracciones de Montjuïc».
Hoy, una web y un proyecto de recuperación de la memoria del parque permiten aún hacer un viaje a este pasado no tan lejano que marcó la adolescencia y la juventud de muchos barceloneses y barcelonesas que ahora pasan de los 40.