Barcelona no podrá celebrar el primer siglo de historia del metro con sus trenes históricos restaurados. Los cinco coches de las series 100, 300, 400, 1100 y 3000 que Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) quiere recuperar con motivo de esta efeméride no estarán preparados para ser expuestos antes del 30 de diciembre del 2024, cuando se cumplirán exactamente 100 años de la inauguración de la primera línea de ferrocarril metropolitano en la capital catalana.
Hace unas semanas, el operador metropolitano hacía pública la salida a licitación de los trabajos para remodelar estos convoyes históricos, que como la mayoría de esta parte del patrimonio barcelonés están conservados en bastante mal estado en las cocheras del Triangle que la compañía tiene en el barrio del Bon Pastor. En el pliego de condiciones de esta actuación, se detallaba que la restauración tenía un presupuesto toda de cerca de 2,1 millones de euros y se indicaba que las obras tenían que estar finalizadas en un máximo de diez meses desde la formalización del contrato. Teniendo en cuenta que el concurso se abrió este mismo mes de abril y que no se cerrará hasta medios de mayo, parece completamente imposible que estos trabajos estén terminados antes de diciembre, casi cuatro meses antes de este plazo máximo estipulado en la contratación.
Una restauración sin circulación
Así pues, los cinco ejemplares restaurados podrían exhibirse de cara al público justo de aquí en un año como parte de la muestra que prepara TMB para conmemorar este centenario, una iniciativa que no parece contemplar en ningún caso que los convoyes puedan volver a circular, ni que sea de manera extraordinaria. Según se desprende también de este pliego de condiciones, esta intervención en los trenes se centrará en la limpieza, la soldadura, el pintado y la colocación de vinilos a los coches, toda una serie de procesos que tienen como objetivo que los vehículos puedan ser expuestos y se pueda acceder a su interior sin riesgos. Por este preciso motivo, también se prevé la retirada del amianto presente en algunos de estos coches y la instalación de rampas y escalas para acceder desde el nivel del suelo hasta el de los vagones sin dificultades.
En ningún punto figura una mención a la habilitación de los mecanismos para conseguir que estos trenes puedan volver a ser funcionales. Esta recuperación del servicio de los trenes sería especialmente fácil y poco costosa con el ejemplar de la serie 300, que estuvo circulando por la red del subsuelo de la capital catalana hasta el 1987. De hecho, este es de los cinco convoyes el que figura en el contrato con una restauración menos costosa, puesto que está estimada en unos 217.000 euros, lejos de los más de un millón que costará el de la serie 400, que dejó de funcionar en 1958. Una de las remodelaciones más esperadas, pero, es la del coche 126 de la serie 100, unos vehículos construidos por la Casa Girona del Poblenou que entraron en servicio el 1926 -solo dos años después del estreno del metro en la ciudad- y se retiraron el 1979, más cinco décadas más tarde.

El Museo del Transporte vuelve a escena
Una de las incógnitas que sobrevuelan el ambiente es que pasará con estos cinco trenes restaurados una vez concluida la conmemoración de este centenario del metro. Hasta ahora habían sido guardados en este almacén de las cocheras del Triangle, junto a una cincuentena de vehículos históricos y antiguos convoyes y en unas condiciones bastante lamentables, a merced de la actuación de grafiteros. Una opción es que vuelvan a estas instalaciones, donde volverían a ser víctimas del óxido y el polvo. Ahora bien, también se podrían recuperar para el proyecto del Museo del Transporte, una iniciativa que la Asociación Coordinadora Pro Museo del Transporte de Barcelona volvió a poner sobre la tabla de las administraciones el pasado mes de febrero con el objetivo de poder utilizar el antiguo Palacio de Comunicaciones y Transportes de Montjuic como sede a partir del 2025, cuando se acaba la concesión del Ayuntamiento otorgada a la Fira de Barcelona.