Un Edgar Degas original vendido en una subasta por solo 926 euros. El titular es llamativo y la historia de la familia sabadellense que lo puso a la venta ahora hace tres años a través de la plataforma Todocolección pensándose que era una reproducción o falsificación todavía más. La historia probablemente la habéis visto en muchos medios de comunicación, que se han hecho eco del caso de este cuadro del reputado pintor impresionista francés que después de 70 años escondido en una colección privada vio la luz el pasado 28 de mayo en un acto celebrado en el Instituto Francés de Madrid. La presentación en sociedad de la obra se hizo después de que su nuevo propietario encargara un informe a varios expertos para comprobar la autenticidad de la pieza en cuestión, que ahora está tasada en unos doce millones de euros.
Según la información facilitada por los responsables de este estudio, el ahora bautizado como
Esta es la versión oficial de la historia. Ahora bien, una exhaustiva investigación independiente ha revelado el origen oscuro de este Degas y su relación con un personaje barcelonés muy vinculado al contrabando de arte y patrimonio, Josep Carreras Obrador. El resultado de las indagaciones capitaneadas por los historiadores del arte Beli Artigas y Santos M. Mateos y por la periodista del

Cuatro etiquetas y un vínculo erróneo
La primera referencia que nos pone sobre la pista de esta trama barcelonesa la encontramos en el reverso del cuadro. Allá figuran cuatro etiquetas: una de una tienda de marcos de lujo de la ciudad egipcia de Alejandría, otra de la galería Sala Gaspar de la capital catalana y una tercera donde se puede leer la frase
El informe encargado por la nueva propiedad vincula la primera de estas etiquetas a los años en que Bastinos Estivill vivió en el Cairo, donde aterrizó en 1909 para trabajar en una especie de oficina notarial que daba validez a los contratos establecidos entre clientes españoles y egipcios. Allí se estuvo hasta que murió nueve años después y los investigadores aseguran que aprovechó esta estancia para visitar la ciudad costera y enmarcar la obra en cuestión. La segunda hace referencia a una exposición que habría tenido lugar en 1952 en esta galería barcelonesa y en la cual se habría expuesto por primera y única vez
Ayer se presentó un pastel perdido de Edgar Degas. El experto Michel Schulman, autor del catálogo razonado del maestro impresionista, descubre la fascinante historia de la obra «Eloge lleva Maquillage» que fue adquirida directamente del artista miedo lo coleccionista Julián Bastinos. pic.twitter.com/bthwabf8gk
— Ateneo de Madrid (@ateneodemadrid) May 29, 2024
La tercera es quizás la más importante, puesto que nos permite saber detalles concretos de la procedencia de la pieza. Según figura en los inventarios franquistas, el Degas fue encontrado en un piso del barrio de Gracia, concretamente, en el principal 2.ª del número 15 de la calle de la riera de Sant Miquel. Este dato es capital porque nos permite situar el cuadro en un domicilio, erróneamente atribuido a la familia Bastinos, donde coinciden los dos personajes turbios de esta historia: Marió Ricart y Carreras Obrador. Precisamente, el estudio independiente aventura que los autores del informe encargado por la propiedad relacionaron la pieza con esta familia barcelonesa por la coincidencia entre el segundo apellido de Julià Bastinos, que era Estivill, y el sobrenombre de la finca en cuestión, que estaba bautizada como Casa Estivill, a pesar de no tener ningún tipo de vínculo directo con la saga. De hecho, ninguno de los descendientes del dibujante barcelonés vivieron en este immueble, sino que lo hicieron en la residencia familiar ubicada en la calle del Consell de Cent. Sería posible entonces que los Bastinos no hubieran sido nunca propietarios de la obra? Estaba actuando Marió Ricart realmente como intermediario en nombre de esta familia?
El intermediario arrestado y el anuncio sospechoso
Con todas estas dudas sobre la mesa, los dos historiadores del arte y la periodista han encontrado en esta dirección gracienca el filón que les ha permitido tirar del hilo y desmontar parte de la versión oficial. El número 15 de la calle de la riera de Sant Miquel aparece en un expediente de la Causa General, el proceso impulsado por el franquismo para depurar responsabilidades sobro presuntos hechos delictivos ocurridos bajo los dominios del bando republicano, en el cual Marió Ricart participó como testigo. El supuesto intermediario -que durante la primera mitad del siglo XX se dedicaba a la compraventa de piezas tanto románicas como góticas provenientes del Pirineo- explicó ante el fiscal que un grupo de milicianos habían entrado en diciembre del 1937 en casa de su madre, en el número 2 de la calle de la baixada de Sant Miquel, e el distrito de Ciutat Vella, y que se habían llevado un conjunto de cuadros. Entre las piezas sustraídas había un Manet y un Degas que él mismo definía como un «lienzo pastel con dos bailarinas» que llevaba la firma del artista parisiense y que valoraba en unas 3.000 pesetas.
La declaración del supuesto intermediario saca a escena la pieza protagonista de la historia, pero como si fuera propiedad del mismo Marió Ricart y no de una tercera persona. Gracias al expediente de la Causa General, se puede seguir el rastro de la obra, que según figura en el registro fue localizada en el domicilio ubicado en la riera de Sant Miquel y no en el de la baixada de Sant Miquel, una vivienda pequeña donde vivía su madre con once personas más, entre las cuales varios hermanos del comerciante, y sin mucho espacio para almacenar cuadros. Después pasó temporalmente por el monasterio de Pedralbes, que en aquella época se utilizó como depósito de obras requisadas por los republicanos, hasta que acabó en la Caja de Pensiones de Montjuic, actualmente sede del Instituto Cartográfico y dónde Marió Ricart la recuperó en 1940 alegando que era de su propiedad. Cuatro meses después, la vendería al empresario sabadellense. De esta operación se conserva un recibo donde se puede leer la siguiente frase: «Vendido este cuadro de mi propiedad a Joan Llonch por tres mil pesetas».

Sin embargo, esta no es toda la información que este triplete de investigadores independientes ha conseguido averiguar revisando el expediente de la Causa General del presunto intermediario. En esta carpeta se indica también que Marió Ricart fue detenido a finales del 1937 en un piso ubicado en la riera de Sant Miquel. Adivináis en cuál? Exacto, en el principal 2.ª Este domicilio correspondía a Josep Carreras Obrador, un dibujante y comerciante que, al acabar la guerra, fue juzgado por apropiarse de obras y patrimonio que había sido expoliado a particulares y con el cual mercadeaba. El piso de Carreras Obrador también aparece fugazmente en la hemeroteca de
No nos pedís q digamos el q todavía no sabemos. El artículo es denso, pero contiene claves para sacar conclusiones. Aquí un anuncio publicado a LV el octubre de 1936 del piso donde hay había lo Degas de Todocolección. «Necesito dinero». Y yo tb chaval. pic.twitter.com/fbgzbtwjm2
— Maria Palau (@MariaPalau75) June 9, 2024
Un desenlace por escribir
Marió Ricart cumplió aquel mismo 1937 hasta tres meses de encarcelamiento en la Modelo por los delitos de contrabando y evasión de capitales. Qué hacía exactamente el supuesto intermediario en este piso? Qué relación tenía con Carreras Obrador? Las respuestas a estas preguntas todavía son una incógnita. Solo sabemos que, una vez completada la leve condena, salió en libertad y que el 1940 reclamó varios cuadros que se encontraban en el almacén de Montjuic, entre los cuales el Degas de la discordia que protagoniza esta historia. La obra no vería la luz hasta la ya mencionada exposición en la galería Sala Gaspar, una muestra que -según ha revelado la investigación independiente- no era de piezas originales de colecciones privadas, sino que era principalmente de reproducciones.

A la espera de conocer el desenlace de este rocambolesco caso y ciñéndonos a la versión oficial,


