El barrio de Sant Andreu de Palomar quiere aprovechar una oportunidad única para reavivar una zona histórica medio degradada y, hasta cierto punto, en peligro. El adiós de los trenes a Sant Andreu Condal ha abierto la puerta a reconstruir la estación para ubicar entidades del barrio. Hasta hace poco, esta era la estación en activo más antigua de Cataluña, que compartía ubicación con la clínica Creu Sant Jordi, el antiguo Reguera Condal y el emblema del pueblo, la iglesia de Sant Andreu. Algunos de estos inmuebles todavía están en perfecto estado; otros, como es el caso de las Casas del Puente o la iglesia, se han ido degradando con el tiempo. Por eso el tejido asociativo y vecinal aprieta a las autoridades para que los reformen y cedan a las entidades los que son de propiedad pública. El objetivo: convertir la zona en un nuevo espacio neurálgico, museístico y de memoria histórica.
En esta zona podríamos ubicar hasta cuatro puntos de interés histórico. Empezamos por la iglesia de Sant Andreu. Es el emblema. Después de años de lucha vecinal, el templo ha podido arreglar las grietas exteriores de la cúpula, la segunda más grande de Barcelona. Pero por dentro, el espacio todavía presenta un estado crítico, con humedades y grandes grietas en las esquinas que obligan a precintar la zona inferior a la cúpula. Las grietas se repiten en otros puntos del edificio y los más devotos recuerdan que todavía hay trabajo para hacer. La iglesia es, en sí misma, una obra arquitectónica que se levanta por encima de cualquier otro edificio de Sant Andreu. Es un emblema, pero no el único punto de interés que hay en la zona.

Bien cerca está la clínica Creu Sant Jordi, un edificio de estilo modernista que pronto pasará en manos del Ayuntamiento. La idea de la familia Cararach –propietaria del inmueble antes del traspaso del negocio a MH Hospitales– era crear un edificio nuevo, más moderno y alto como la cúpula de la iglesia. Los Cararach no tenían dinero para llevar a cabo su proyecto, pero los nuevos propietarios han acelerado los trámites. En el momento que la nueva clínica sea una realidad, el Ayuntamiento será quien gobierne el edificio modernista, que quedará vacío. La idea del proyecto es arrinconar las vallas y abrir el inmueble a la plaza de la Estación. Entidades como la Asociación de Vecinos, actualmente en una sede precaria y económicamente inviable, ya se han posicionado para poder trasladarse en la clínica, pero todavía no ha transcendido ni el calendario previsto ni las intenciones del distrito.

Dos museos: a la estación y en las casas del Pont
A tocar de la Clínica Creu Sant Jordi hay la estación de Sant Andreu Condal, uno de los edificios con novedades. Propiedad de Adif, el distrito asegura que la tramitación del alquiler –hasta ahora se hablaba de una cesión de uso– está «avanzada». A diferencia de la clínica, en este caso los vecinos sí que saben que el espacio, una vez esté limpio y reformado, será de uso comunitario. La Asociación de Vecinos podría disfrutar de algunas salas de forma momentánea, mientras no se encuentra una solución definitiva a su sede. Por otro lado, la entidad gigantera Germandat Andreuenca asegura tener el «compromiso» del distrito y podrá ubicar sus 7 gigantes y el Colomí. La entidad lo pide desde el 2018, consciente de que un espacio con «puertas grandes y un techo alto» es idóneo para una entidad como la suya. En todo caso, los giganteros no quieren la estación como almacén, sino como un nuevo «museo de la Fiesta Mayor». Aseguran que también podrían ceder el espacio a otras entidades de cultura popular para convertir el inmueble en el referente cultural de Sant Andreu.
La otra zona que el vecindario quiere convertir en museo es la de la Reguera Condal. A escasos metros de la iglesia hay las cuatro casetas de la calle del Puente, las más antiguas que hay ahora al barrio. Hay una casa menestrala del siglo XVIII, una casa de campesino de inicios del siglo XIX, una casa burguesa del último tercio del siglo XIX y otra casa del siglo XVIII, reformada al XIX para alojar oficiales durante las guerras. Desde el Centro de Estudios Ignasi Iglésias (CEII) aseguran que este conjunto de casas es «capital para explicar la evolución histórica» de Sant Andreu. El CEII consiguió salvarlas del escombro el 2016 y ahora propone hacer lo Centro de Interpretación de la Reguera Condal y de la Historia de Sant Andreu de Palomar. El Ayuntamiento ha invertido 197.089,71 euros para evitar que estas casas caigan en un estado de «ruina irreparable», pero a estas alturas todavía no ha esclarecido qué hará. Desde el CEII han lamentado los cambios de opinión del distrito: primero les dijeron que no había dinero, después de que no sabían qué hacer con ellas y ahora continúan «a la espera» de una respuesta afirmativa o negativa a su proyecto de museo.


