La resurrección de la histórica Granja Vendrell ha durado poco. Este establecimiento centenario ubicado en el número 59 de la calle de Girona, al distrito del Eixample, va bajar la persiana el pasado mas de julio después de reabrir el año 2021 de la mano de la restauradora Arianna Grau, la encargada de asumir el relevo de Demetri Vendrell, la tercera generación de la familia que da nombre al negocio, que decidió cerrarlo por falta de relevo generacional el 2019.
La llegada de Grado supuso una bocanada de aire fresco para el establecimiento, que recuperó su actividad y algunas de las recetas caseras icónicas, como la nata montada o la crema catalana. Durando cerca de dos años, la restauradora apostó para mantener también la característica decoración interior del local e introdujo una carta más amplia con platos de cocina italiana que completaban la oferta tradicional del negocio.
Aun así, la acogida del público no fue la esperada en este tiempo y Grau decidió finalmente dar su brazo a torcer y el 19 de julio anunciaba en una publicación a través de las redes sociales el cierre del emblemático establecimiento. «La Granja cierra las puertas al público para abrir otras. Estamos construyendo nuevos proyectos. Infinitas gracias a todos para hacer que el proyecto de la granja haya estado especial. Ha sido un trabajo muy bonito», señalaba entonces la mujer, que precisaba que a partir de ahora se dedicaría a impulsar otros proyectos y acontecimientos privados.
Una nueva vida para un local ‘blindado’
La noticia del cierre del negocio ha venido acompañada de la aparición en las últimas semanas del letrero de una inmobiliaria en una de las ventanas del espacio indicando que el local está disponible por alquilar. Varios usuarios se han hecho eco de esta situación a través de las redes, donde muchas personas han manifestado la suya preocupación ante la incertidumbre en cuanto al futuro de este icónico establecimiento.
Según informa
Actuaciones bajo unos criterios de conservación
En este sentido, todas las actuaciones e intervenciones que se quieran realizar a partir de ahora tendrán que estar fundamentadas en un estudio histórico y tendrán que preservar el valor patrimonial de los diferentes elementos, con especial atención a la composición, materiales y cromatismo adoptados. «Las intervenciones asegurarán la restauración de los elementos tangibles descritos: al exterior los elementos de la fachada del establecimiento; en el interior, el arrambador de mármol, las ventanas del entrepiso y el espejo», precisa el catálogo municipal.

Los responsables sí que podrían en un momento dado sustituir el contenido literal del mítico letrero siempre que se mantenga la característica letra de palo metálica y en relevo colocada directamente en el menaje de fachada, con la numeración a cada lado.