El Puerto de Barcelona continúa mutando de cara a la Copa América, la tercera competición deportiva más multitudinaria del mundo que llegará a Barcelona este verano. El último gran estreno es la reforma de los edificios históricos de los tinglados, almacenes portuarios construidos hace más de un siglo que se han reformado para convertirse en el «punto de reunión» de la comunidad portuaria durante la competición. Después de una inversión de 7,3 millones de euros, el espacio pasará a ser el
Durante la presentación de la reforma, el presidente del Puerto, Lluís Salvadó, ha citado la reforma como ejemplo que demuestra el compromiso de la infraestructura «con el patrimonio de la ciudad». Salvadó no ha profundizado en la concreción de las actividades culturales, pero sí que ha apuntado que ya colaboran con la Generalitat de Cataluña para «llenar el edificio» de cultura una vez pase la competición.
«Ganamos espacios para la ciudad, para la ciudadanía y la cultura», ha dicho, por otro lado, la primera teniente de alcaldía, Laia Bonet, satisfecha con el lavado de cara que está viviendo el Puerto el último año. «No es solo una cuestión estética, es una transformación a la altura del reto que tenemos», ha concluido. La consejera de Cultura, Natàlia Garriga, ha optado para enfatizar la «importancia de nuestro patrimonio» y ha agradecido al Puerto que «ceda espacios a la ciudad», poniendo de ejemplo las actividades que se hicieron en el Moll de la Fusta durante la semana del libro.

Una transformación completa
La obra ha recuperado «todos los detalles»: desde «pequeños requiebros» a «ventilaciones muy pequeñas» que había a la fachada, según ha explicado la directora de obra del Puerto, Gemma Peñalver. Desde el equipamiento remarcan que la «dificultad» de estos trabajos, que ha intentado mantener la idiosincrasia de una fachada construida con las piedras que bajaban de la cantera de Montjuic.

Los tinglados nacen una década atrás para satisfacer las necesidades de una ciudad que crecía industrialmente, coincidiendo con la primera gran expansión del Puerto de Barcelona. A pesar de ello, sí que hay cambios destacados, como por ejemplo la unión de los dos edificios, que antes eran independientes, con unos pórticos de madera que servirán ahora de entrada a ambos espacios. También se han reforzado la estructura y la cimentación de las torres ubicadas a los lados, y se ha intentado optimizar la versatilidad de cada una de las zonas. El nuevo edificio está equipado con todas las necesidades legales necesarias para acoger grandes acontecimientos.