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FOTOS I El mercado de Santa Caterina, totalmente degradado por los grafitis

Barcelona no cuida bastante su patrimonio, y la degradación de muchos edificios históricos de Ciutat Vella es una constante. Este es el caso, por ejemplo, del mercado de Santa Caterina, el primero de la ciudad que fue cubierto, en 1848. Una parte de sus fachadas y puertas están llenas de grafitis, dando una imagen de dejadez de uno de los equipamientos alimentarios más visitados de la ciudad, con 241.645 visitantes este pasado mes de marzo, según datos de Mercados de Barcelona.

Una puerta del mercado de Santa Caterina, vandalizada / JORDI SUBIRANA

De hecho, el problema de los grafitis del mercado de Santa Caterina no es nuevo. Ya hace años que dura. En 2022, incluso, el edificio fue vandalizado con diversos Cobis. El autor fue el mismo Javier Mariscal, que grafiteó la mascota de los JJ. OO. en algunos edificios y paredes de Ciutat Vella. Este pasado fin de semana no quedaba ningún rastro de Cobi, pero el mercado, principalmente la parte que da a la calle del Giralt i el Pellicer, está llena de pintadas que afectan a muros, ventanas y puertas de acceso.

Una puerta del aparcamiento rota

El abandono del equipamiento no acaba aquí. Una de las puertas del aparcamiento está rota y se aguanta por los pelos a pie de calle. Numerosas paredes están desconchadas y en la misma avenida de Francesc Cambó, ante el acceso principal, una red protege de la caída de objetos, entre los que hay una canalización medio rota.

Una puerta de acceso al aparcamiento, rota / JORDI SUBIRANA

Durante los años 2024 y 2025, el Ayuntamiento tiene previsto gastar 16 millones de euros en limpiar pintadas, un 17% más que el contrato anterior. También se incrementará un 30% la presencia de efectivos que sacarán grafitis y pondrán en marcha un programa para identificar si una misma persona puede ser la autora de diferentes pintadas. Estas actuaciones se enmarcan dentro del plan Endreça.

482 denuncias en 2023

El año pasado, los servicios municipales hicieron 110.852 actuaciones y limpiaron 272.060 metros cuadrados de pintadas, y la Guardia Urbana interpuso 482 denuncias, un 47% más que en 2022. El nuevo contrato contempla la limpieza de pintadas de mobiliario y otros elementos, como fuentes, barandillas o placas con el nombre de la calle. También se incorpora sacar grafitis de fachadas de edificios protegidos como bien de interés local, urbanístico o documental.

Una red, situada en la avenida de Francesc Cambó, para evitar la caída de objetos del mercado / JORDI SUBIRANA

En el emplazamiento del mercado de Santa Caterina había habido la iglesia y el convento de Santa Caterina, de la orden dominicana o de los predicadores. «Acabada en 1268, fue la primera iglesia gótica de la ciudad y una pieza destacada de un conjunto conventual donde también lucían el exquisito claustro del siglo XIV, una rica biblioteca y un campanario de 40 metros de estatura», explica Mercados de Barcelona. Durante la crema de conventos del 25 de julio de 1835, fue destruido.

Una ventana del mercado de Santa Caterina, grafitejada / JORDI SUBIRANA

Inaugurado cubierto en 1848

En los terrenos, se decidió construir un mercado. Las obras empezaron en 1844. A pesar de que la orden real indicaba que el espacio se tenía que llamar plaza-mercado de Isabel II, se ignoró y persistió el nombre de Santa Caterina, como el convento. Después de funcionar provisionalmente un tiempo, en 1848 se inauguró el mercado cubierto con el cierre perimetral.

Durante la posguerra, el mercado de Santa Caterina funcionó como centro de abastecimiento de los habitantes de los pueblos y ciudades del alrededor de Barcelona: San Adrià, Badalona, Santa Coloma, el Masnou o Mataró, entre otros, informa Mercados.

Acceso principal al mercado de Santa Caterina / JORDI SUBIRANA

El actual mercado, obra de Enric Miralles

El mercado actual se inauguró en 2005, a partir de un proyecto del arquitecto Enric Miralles. Se tenía que estrenar en 2001, pero los hallazgos arqueológicos lo atrasaron. Con cerca de 3.800 metros cuadrados, destaca por su cubierta emblemática, «325.000 piezas de gres esmaltado de 67 colores diferentes, que forman un colorido mosaico de resonancias gaudinianas, obra de Toni Comella», según la página web de Mercados.

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