Pocos meses antes de las elecciones municipales de 2011, el 7 de febrero de ese año, el alcalde Jordi Hereu anunció la compra del Teatro Arnau por poco más de dos millones de euros a la Iglesia Evangélica China. 14 años después, el edificio aún no se ha recuperado y se está deteriorando. Pero el Ayuntamiento asegura ahora que las obras comenzarán en primavera, durante el segundo trimestre de este año.
La comisión de gobierno del pasado 30 de enero aprobó definitivamente el proyecto revisado de las obras de rehabilitación. Tal como ya adelantó TOT Barcelona, los cambios han supuesto una reducción del presupuesto final, de 11,6 a 10,1 millones.
Unos dos años de obras
El calendario con el que trabaja el Ayuntamiento es que las obras se prolonguen durante unos 22 o 24 meses, es decir, unos dos años, y el teatro esté reformado el primer trimestre de 2027.

El proyecto, que redactó el despacho H Arquitectes, se encargó durante el primer mandato de Ada Colau como alcaldesa. Entonces, la concejala de Ciutat Vella Gala Pin explicó que la remodelación se iniciaría en 2019. En un principio, la idea del Ayuntamiento era demoler el Arnau por deficiencias estructurales. Así se dijo en 2016. Pero finalmente esta opción se descartó y se aseguró que el edificio, el último teatro de barraca de Barcelona, se podría salvar.
Supresión del sótano
En el ámbito arquitectónico, la revisión ha supuesto la supresión del sótano, «reduciendo la superficie construida y optimizando la distribución de los espacios. Esta modificación responde a la necesidad de adaptar el equipamiento a las nuevas necesidades funcionales y operativas para garantizar un funcionamiento más eficiente y adecuado a los nuevos usos culturales previstos», dice el Ayuntamiento en una nota de prensa.

Los usos previstos para el teatro serán actividades de artes vivas, artes escénicas y otras manifestaciones culturales «que históricamente se han desarrollado en este espacio». Además, se pretende «fomentar el trabajo comunitario y el arraigo en los barrios adyacentes al teatro, como el Poble-sec, el Raval y Sant Antoni, implicando tanto al vecindario como a entidades, iniciativas y profesionales del sector cultural en el proyecto», subraya el consistorio.
Un espacio abandonado que fue ocupado
El Teatro Arnau está totalmente abandonado desde hace años, con redes y andamios para que no caigan objetos a la calle. También está lleno de grafitis y tapiado, para evitar que sea ocupado, como ya ocurrió en 2006 por parte de unas 200 personas para reivindicarlo como un espacio cultural alternativo. Con un siglo largo de vida, el Arnau cerró de forma definitiva en 2004.




