La transformación de Can Felipa en un gran equipamiento deportivo, con más metros cuadrados destinados a estos usos y una gran piscina con medidas para acoger competiciones oficiales, no agrada a todos y levanta polvareda en el barrio del Poblenou. En la audiencia pública del distrito de Sant Martí celebrada este miércoles, la asociación de vecinos del Poblenou cargó contra el gobierno de Jaume Collboni. Lo acusó de menospreciar al vecindario y las entidades con la aprobación del Plan especial integral y de mejora urbana para la regulación del equipamiento con un «silencio total», y denunció la voluntad política de negar el derecho a la información y a la participación, en palabras de Toni Coll, miembro de la junta de la entidad vecinal. El concejal de Sant Martí y de Deportes, David Escudé, negó que se haya hecho nada a escondidas, citó numerosas reuniones con las entidades para hablar del proyecto y defendió la reforma del equipamiento y la ampliación de la piscina. «Es lo que todo el mundo quiere. Es un clamor».
La comisión de gobierno aprobó el pasado 23 de julio el citado plan especial. La información se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona (BOPB) el 12 de septiembre y ahora el plan está en período de alegaciones. El comunicado que se dio a conocer en la audiencia pública quiere ser «un toque de atención» al proceso, explica Coll al TOT Barcelona. «No hemos entrado a valorar la actividad y creemos que se debería detener el proceso hasta que estudiemos todo el contenido». La asociación asegura que presentará alegaciones al proyecto y critica que el Ayuntamiento se centra mucho en la piscina y considera que también es necesario encontrar una solución al resto de espacios. «Can Felipa no es solo una piscina. Es un espacio ganado por la lucha popular. Forma parte de un complejo comunitario que no se tiene en cuenta en este proceso de planeamiento. Arreglan la piscina sin contar con el traslado y qué pasa con el resto de servicios». La asociación de vecinos dice que la reforma afecta al único centro cívico del barrio y recuerda que Can Felipa incluye un montón de servicios necesarios para el Poblenou. También es la sede de entidades, «a las cuales no se ha informado de su futuro en ningún momento», y de un centro cultural de proximidad.

Una inversión de más de 16 millones
Según el Ayuntamiento, la transformación de Can Felipa supondrá una inversión de más de 16 millones de euros. El objetivo principal «es modernizar y ampliar el actual equipamiento deportivo que ocupa las plantas baja y primera del edificio histórico y contempla que se extienda a las plantas segunda y tercera». El consistorio destaca como una de las intervenciones más importantes la renovación integral de la piscina, «que será sustituida por una nueva con dimensiones reglamentarias para competiciones de waterpolo». El plan supondrá actuar en una superficie de 7,791 m², con una edificabilidad prevista de 9,100 m². La superficie destinada a uso deportivo se incrementará en 1017 m². La propuesta prevé también eliminar los elementos que distorsionan la fachada patrimonial y crear una nueva plazoleta de acceso desde el Camí Antic de València. E incorpora criterios de sostenibilidad como la reutilización de aguas grises, la instalación de cubiertas verdes, la preservación de la permeabilidad del suelo y la compensación del arbolado afectado. Fuentes del servicio de prensa del Ayuntamiento añaden que lo que está terminado es el anteproyecto y que el proyecto aún se está redactando.

El TOT ha planteado al servicio de prensa municipal hablar con el concejal del distrito para elaborar esta información, pero las fuentes consultadas han remitido a este medio a las palabras de Escudé en la audiencia pública. El edil socialista respondió al miembro de la asociación de vecinos que le faltaba información, que hacía seis años que se hablaba del proyecto de Can Felipa y defendió la necesidad de acelerar el proceso. «Llevamos años de retraso». Para Escudé, la reforma de Can Felipa y los pabellones de l’Illa y de la Marina son las prioridades en el ámbito del deporte del mandato y aseguró que cuando fue nombrado concejal se encontró con un proyecto de Can Felipa «que no respondía a la excelencia de un equipamiento», tanto en lo que respecta a la ubicación como al grado de incidencia.
Por otro lado, Escudé, que en un momento de su intervención dijo que Coll formó parte del gobierno de Barcelona en Comú (en ningún caso en Sant Martí), valoró que se trabaja en un proyecto en Can Granota, la antigua fábrica situada al lado de la escuela Llacuna, como un espacio donde ubicar las entidades, y en otro en la calle de Roc Boronat que ahora está cerrado. «Todo esto se ha explicado mucho a las entidades que formaban parte de la mesa de equipamientos». El concejal también aseguró que el teatro de Can Felipa se conservará. «Hay entidades del Poblenou ligadas a las artes escénicas que están interesadas». Y anunció que se reunirá con la asociación de vecinos del Poblenou para aclarar cualquier «malentendido» que pueda haber.

Pérdida de espacio en la plaza del periodista Huertas Claveria
Otro problema que denuncia la asociación de vecinos es la pérdida de espacio público que la remodelación de Can Felipa comportará en la plaza dedicada al periodista Josep Maria Huertas Claveria, donde se encuentra el equipamiento. «Se perderá espacio público y zona verde», subraya Coll. En términos similares se expresa el consejero portavoz de Barcelona en Comú en Sant Martí, Alejandro Guerrero. «Este mandato se ha perdido mucho espacio público en la ciudad», remarca. Los Comunes se posicionan del lado de la asociación de vecinos tanto por la participación del proceso como por la preocupación por el futuro de las entidades cívicas de Can Felipa. «Can Granota no está en unas condiciones óptimas». En todo caso, Barcelona en Comú valora positivamente que se mejore la piscina. A juicio de Guerrero, el gobierno del PSC, con solo 10 concejales, debe abrirse más al resto de partidos y a las entidades para generar consensos.

El origen de Can Felipa se remonta a mediados del siglo XIX. Felipe Ferrando abrió en la confluencia de la actual calle de Marià Aguiló (antes calle de Sant Pere) y del de Peralada (desaparecido al abrirse la calle de Pallars), una pequeña fábrica de blanqueo de tejidos. Tenía unos 40 operarios. El nombre de Can Felipa proviene de su primer propietario. En 1877, la familia Vilà compró Can Felipa y amplió la fábrica, que se convirtió en una de las más importantes del Poblenou en las primeras décadas del siglo pasado. El cierre definitivo tuvo lugar en 1978 tras años de protestas, conflictos laborales y numerosos despidos. Los herederos querían construir pisos y otras edificaciones en todo el solar, pero la lucha vecinal permitió salvar para el barrio una parte de la antigua fábrica y que esta se dedicara a polideportivo y centro cívico, los usos actuales.