El mercado de Sant Antoni debía convertirse, desde el año 2018, en un espacio museístico que explicara las huellas que dejaron los romanos y los vestigios de las épocas medieval y moderna, así como el baluarte de Sant Antoni del siglo XVII. En el año 2018 se invirtieron unos 200.000 euros de un total de un millón previsto. Pero desde entonces poco más se ha hecho y la recuperación de los hallazgos romanos se encuentra en vía muerta. Fuentes del Institut de Cultura de Barcelona (Icub) han reconocido al TOT Barcelona que «no hay un calendario cerrado» y se limitan a añadir que el proyecto sigue en marcha y que se explicarán las novedades cuando sea posible.

Fuentes próximas al proyecto concretan que quedan por museizar los restos romanos, un tramo de la Vía Augusta, y mencionan falta de presupuesto y de «voluntad política» en anteriores mandatos para desarrollarlo. Según ha podido saber este medio, los restos romanos se encuentran cerrados en el subsuelo del edificio, entre dos plantas, «por debajo del baluarte de Sant Antoni», ya recuperado en la planta -1. El TOT ha bajado al aparcamiento de B:SM del mercado, pero no ha visto ningún hallazgo. En rótulos del equipamiento sí se anuncia que hay un museo romano en la planta 0, pero en realidad no existe. En uno de los accesos al mercado sí hay un panel con la historia del tramo recuperado de la Vía Augusta, pero aún no se puede visitar, apuntan desde Atención al Cliente del mercado. Expertos consultados remarcan que el proyecto museístico de los restos romanos está hecho y valoran la importancia de los hallazgos, ya que casi nunca se ha conseguido recuperar un tramo de la Vía Augusta y que este pueda ser museizado en un equipamiento público.

La Vía Augusta, con enterramientos a ambos lados
Los restos romanos que se han conservado son un tramo original de la Vía Augusta, la vía principal de comunicación en la época de la fundación de Bàrcino, hacia finales del siglo I a.C., que iba desde Roma hasta Cádiz. Según explicó en su momento la responsable del Pla Bàrcino, Carme Miró, fue la primera vez que se encontraron restos romanos en el Eixample. A ambos lados de la Vía Augusta se localizaron también enterramientos y la cabeza de una escultura de un adolescente que seguramente pertenecía a un monumento funerario.

Desde la Asociación de Comerciantes del mercado se reconoce que la museización ha quedado aparcada desde hace unos años y que ellos no han insistido porque es algo que no afecta el funcionamiento del mercado. Por otro lado, desde esta entidad se ha indicado que es el Institut Municipal de Mercats quien dispone de toda la información. Pero desde este organismo se han limitado a decir al TOT que la museización depende del área de Cultura. El hecho es que ahora nada hace pensar que la museización se complete pronto.

Ahora mismo, los restos de murallas que se pueden ver se encuentran en el foso del mercado, en la planta -1 de las instalaciones, donde también está el acceso al gimnasio y al supermercado. Aunque no se indica de qué época son las murallas, la gran explanada subterránea permite ver varios tramos de muralla del baluarte de Sant Antoni, del siglo XVII, y la contraescarpa. Los únicos paneles cerca del foso se encuentran en una de las escaleras de acceso en las que se muestran mapas de Bàrcino, Barcinona, Barcelona (la ciudad con baluartes), el baluarte de Sant Antoni y el colector que se construyó.
El baluarte de Sant Antoni y el colector
La construcción del baluarte de Sant Antoni se comenzó el 19 de junio de 1644 por iniciativa del Consell de Cent durante la Guerra de los Segadores (1640-1652), frente al antiguo portal de Sant Antoni. A mediados del siglo XIX se demolió en parte la fortificación, lo que permitió la apertura de una salida directa de la ciudad desde la calle de Sant Antoni Abat, llamada Carretera General de Madrid. Cuando se levantó el mercado de Sant Antoni, que se inauguró en 1882, se demolieron los restos de baluarte que quedaban en pie, indica el texto colgado en el mercado.

Por otro lado, los hallazgos arqueológicos permitieron documentar una canalización subterránea de grandes dimensiones -colector- relacionada con el baluarte de Sant Antoni, que tenía como función recoger las aguas que se acumulaban en el exterior de la fortificación y verterlas al interior del foso. El colector fue anulado durante el siglo XVIII tapiando la apertura de la contraescarpa.
De la Vía Augusta romana a la construcción del mercado
La museización incluye paneles informativos en las entradas del edificio que explican las diferentes épocas históricas del mercado y sus alrededores, desde la Vía Augusta romana hasta el edificio y la historia del mercado, construido a partir del proyecto del arquitecto Antoni Rovira i Trias. «Es uno de los ejemplos destacados de la importancia que tuvo la arquitectura del hierro«, decía el Ayuntamiento en una nota de prensa el 31 de agosto de 2018, cuando se explicó la museización prevista. Algunos de los paneles que se pueden ver hacen referencia a la red de mercados del siglo XIX, al baluarte de Sant Antoni, la estructura del mercado, la evolución del mercado, la Carretera General de Madrid y la arquitectura de hierro, entre otros.

Inaugurado en 1882, el de Sant Antoni fue el primer mercado cubierto que se construyó fuera del recinto amurallado. Arquitectónicamente, destaca por su forma de cruz griega y por el uso del hierro como material principal, «a raíz de la revolución industrial del siglo XIX».
Nueve años de obras y 80 millones de inversión
En mayo de 2018, el mercado de Sant Antoni reabrió después de unos nueve años de obras y una inversión de unos 80 millones de euros. Mientras duró la reforma, los comerciantes se instalaron en carpas sobre la losa de la ronda de Sant Antoni. El mercado cuenta con tres mercados: el alimentario, el mercado de los Encants de Sant Antoni y el mercado del Libro Dominical.