Cobi, la mascota olímpica de los Juegos del 92, fue creada por Javier Mariscal. Conocida mundialmente, lo que poca gente sabe es que en Barcelona hay una escultura de Cobi escondida en un parque. Desde hace un tiempo, la estatua está totalmente abandonada, denuncia el presidente de la asociación de vecinos de la Vila Olímpica. Cobi se encuentra en el parque del Port Olímpic, entre la calle de Salvador Espriu y la avenida del Litoral, en el mismo barrio de la Vila Olímpica. Fuentes municipales han explicado al TOT Barcelona que Parcs i Jardins ha licitado el proyecto de las obras para hacer, en un futuro, la adecuación del espacio. Y una vez que el proyecto sea definitivo, se hará la oferta pública de contratación para ejecutar los trabajos.
Tal como se puede ver en la imagen facilitada por la asociación de vecinos, el acceso de la escultura está cerrado y bloqueado. La fotografía fue tomada el 5 de mayo pasado y continúa igual. Según Giró, hace unos meses que Parc i Jardins vació el estanque y ya no se ha vuelto a llenar. La estatua es la única de la mascota olímpica que se encuentra en un espacio público de la ciudad. Hace unos tres años, el restaurante que había en los alrededores cerró y, desde entonces, la degradación del lugar ha ido en aumento. La escultura es de bronce y está rodeada de animales marinos. Uno de ellos es un ejemplar en miniatura de La gamba, obra del mismo Mariscal, situada en el Moll de la Fusta.
Los vecinos piden recuperar la escultura
La intención del Ayuntamiento es hacer una nueva concesión para reabrir el negocio de restauración. Pero Giró duda que la iniciativa tenga éxito, ya que el emplazamiento está muy escondido -por debajo del nivel de la calle- y poca gente pasa por allí. En cualquier caso, la entidad pide recuperar la escultura de Cobi, al igual que la plaza de los Campeones (con placas de todos los medallistas de oro de los Juegos del 92), que también está muy deteriorada.
Una reproducción hecha con 6.000 llaves
Además de esta escultura de Cobi, en la cerrajería J. Suari de la calle de Sant Antoni Maria Claret, 223, en el Baix Guinardó, se puede ver una reproducción de la mascota olímpica hecha con 6.000 llaves de los apartamentos de los atletas olímpicos y paralímpicos que participaron en las Olimpiadas de la capital catalana. Jordi Suari fue durante los Juegos el cerrajero de la Vila Olímpica y cuando terminaron las competiciones pidió permiso para quedarse con las llaves, que le sirvieron para hacer la escultura, de más de dos metros.
