La Dama del Paraguas es uno de los símbolos del parque de la Ciutadella y del Zoo de Barcelona. La escultura fue creada por Joan Roig i Solé en 1884. Declarada bien cultural de interés local, la obra se encuentra en medio de un estanque, en la cima de una fuente diseñada por Josep Fontserè, el autor de la urbanización de la Ciutadella para la Exposición Universal de 1888.
Pero, ¿quién fue la modelo que inspiró a La Dama del Paraguas? Básicamente, hay dos versiones. Por un lado, el historiador y geógrafo José Esglésies piensa que se trata de la sobrina del escultor, Josepa Alimbau i Roig, mientras que otro historiador, Josep Maria Garrut, sostiene que era Bonaventura Ricou i Solé, nacida en la Pobla de Segur en 1868. En este municipio del Pallars Jussà no tienen ninguna duda y una placa instalada por el Ayuntamiento lo recuerda en la casa donde nació Bonaventura Ricou, conocida como Ventureta (1868-1884).

¿Qué dice Patrimoni de la Generalitat?
La página web de Patrimoni de la Generalitat no aclara quién fue la modelo y cita las dos identidades antes mencionadas. De estilo modernista, Patrimoni dice que la escultura representa «una joven dama elegantemente vestida según la moda de finales del siglo XIX, con un vestido de calle de cuello cerrado, botonadura central y voluminosa falda con polisón y decorada con pliegues y fruncidos. Con la mano izquierda sostiene un tipo de paraguas denominado antucà, que servía tanto para protegerse de la lluvia como del sol».

En el interior del Zoo
Ahora mismo para ver la escultura hay que entrar en el interior del Zoo. La Dama del Paraguas fue instalada en 1885 y cuando abrió el Zoo quedó dentro de sus instalaciones. Según detalla el Zoo en su web, la imagen es una réplica, ya que la original está guardada en unos almacenes del Ayuntamiento de Barcelona.
Aunque inicialmente La Dama del Paraguas no gustó a los barceloneses, con el tiempo se ha convertido en una de las esculturas más emblemáticas de la capital catalana. La imagen aparece en postales y otros recuerdos turísticos. Una de las anécdotas que se cuenta es que el alcalde franquista, Josep Maria de Porcioles, ordenó hacer unas copias a pequeña escala que regalaba en ocasiones señaladas.