La Sagrada Família tiene por delante uno de los grandes retos antes de poder finalizar su faraónica construcción. Con la torre de Jesucristo ya encaminada, el encaje de la fachada de la Glòria se sitúa como el gran quebradero de cabeza y obstáculo que deberá salvar la junta constructora para completar el templo proyectado por el arquitecto Antoni Gaudí. Los planos de lo que debería convertirse en la entrada principal al recinto por la calle de Mallorca prevén la instalación de una gran escalinata que requeriría la expropiación de un centenar de viviendas para llevarse a cabo. Ante la polémica y recelos que genera este movimiento, desde Junts han presentado un ruego en el que piden que se defina durante este curso político cuál será la hoja de ruta para esta fachada del templo y qué fincas podrían desafectarse en caso de llegar a un acuerdo para modificar el proyecto y evitar así algunas demoliciones.
«Rogamos que el Ayuntamiento lidere un diálogo proactivo con la Junta Constructora del Templo de la Sagrada Família para definir el proyecto de finalización de la fachada de la Glòria y su escalinata, concretando antes de finalizar este mandato municipal de qué manera se podría completar la construcción del templo, qué fincas podrían desafectarse de forma inmediata, qué afectaciones urbanísticas serían inevitables al sacar adelante el proyecto que se acuerde y de qué manera se compensarían estas afectaciones», se puede leer en la propuesta presentada por la formación independentista.

Un proyecto original en consonancia con el plan metropolitano de 1976
Cabe recordar que la junta constructora insiste en completar la obra tal como la diseñó Gaudí, que ya contemplaba esta escalinata y que requiere un espacio que en estos momentos está ocupado por un centenar de viviendas que deberían expropiarse. Aunque el Plan General Metropolitano (PGM) de 1976 contemplaba un paseo amplio entre la calle de Mallorca y la Diagonal, se autorizó la construcción de pisos en esta zona. El pasado mes de marzo se hizo público precisamente que los responsables del templo habían elegido a tres artistas consagrados para que participaran en el diseño de la propuesta artística para esta fachada, un movimiento que no hacía más que reafirmar la apuesta por culminar el plan tal como lo previó originalmente el arquitecto. Los elegidos son el artista mallorquín Miquel Barceló, la escultora vasca Cristina Iglesias y el pintor y escultor mexicano Javier Marín.
“La Sagrada Família no renunciará nunca a la escalinata, porque es la obra de Gaudí y nosotros somos sus herederos y debemos velar por el proyecto completo. Hemos estado y estamos abiertos al diálogo y la negociación, pero sin renunciar al proyecto”, decía entonces el presidente del patronato, Esteve Camps, con la voluntad de cerrar un debate y una polémica que aún parece lejos de disiparse.