Barcelona, 1905. Mientras la capital catalana se abría al mar con la construcción de la Via Laietana, que culminaría tres años después conectando el centro de la ciudad con el litoral, en una zona en la periferia de Sant Gervasi empezaba a erigirse en la calle del Rosari, 44, la Casa Urrutia, un edificio de estilo modernista que pasaría a la posteridad por haber albergado supuestamente el antiguo casino de Tres Torres. Con los años, la finca donde está ubicada la casa acabaría flanqueada por las líneas de ferrocarriles de Sarrià y, posteriormente, por la actual Via Augusta, quedando su historia borrada y reducida a una pequeña mención dentro del catálogo municipal de patrimonio.
La majestuosidad del edificio original tiene poco a ver con el actual aspecto decadente y desangelado que presenta la fachada. Solo la malla de color verde que cuelga del techo y un cartel de una promotora inmobiliaria parecen indicar que la casa no está abandonada. De hecho, nada más lejos de la realidad, puesto que próximamente empezarán las obras de reforma para convertir la finca en pisos de lujo. Estos primeros indicios de actividad en la casa después de años sin movimiento han sido precisamente los culpables que varias personas empezaran a mover hilos para averiguar la historia que esconden las gruesas paredes de piedra y el por qué de la protección como Bien de Interés Urbanístico (BIU) que ostenta el inmueble, tal como figura al Portal de Información Urbanística (PIU) del Ayuntamiento de Barcelona.

Un archivo fantasma y el escritor de Valladolid
La búsqueda en este particular pajar la inició en 2022 el despacho de arquitectura Àgora, la compañía contratada por los nuevos propietarios de los terrenos para llevar a cabo la reforma del edificio. Con la ayuda del ingeniero Artur Rojas y del Taller de Historia de Sarrià, la empresa encabezada por Jose Luis Cisneros i Joan Casals empezó a investigar los antecedentes y recopilar documentación sobre la Casa Urrutia y su historia. El proceso, pero, no fue pan comido. «No sabemos por qué, pero prácticamente no hay información al respecto. Sabemos que se construyó en 1905, que durante muchos años vivió una familia en la planta principal y que el resto del espacio lo subarrendaban«, explica Cisneros en una conversación con el TOT Barcelona.
Las gestiones con la Dirección de Patrimonio del Ayuntamiento y las visitas al Archivo Municipal Contemporáneo de Barcelona permitieron contrastar estos primeros indicios recavados, pero, ante la sorpresa del equipo de arquitectos, no permitieron poner luz a los múltiples claroscuros de la historia del edificio centenario. «Es cómo si el archivo nunca hubiera existido. Quizás alguien se lo llevó y no lo devolvió«, cavila Cisneros, que no recuerda haberse encontrado antes en una situación de estas características. Uno de los pocos documentos a los cuales tuvo acceso el despacho de arquitectura es un contrato de arrendamiento que firmó el entonces propietario con Lope F. Martínez de Ribera, un periodista y escritor de 34 años natural de Valladolid que quería alquilar uno de los bajos del inmueble por un año y que años después haría carrera como crítico cinematográfico en varios medios barceloneses.

El recuerdo olvidado del casino
Sin embargo, una de las incógnitas más inverosímiles alrededor de esta casa es la presencia prácticamente nula en los archivos de ninguna referencia al antiguo casino de Tres Torres, que a priori tuvo su sede al menos durante unos cuántos años en este edificio. Solo en un libro del periodista Antoni Capilla sobre esta zona de la capital catalana aparece una pequeña mención al inmueble en cuestión y a la actividad recreativa que tenía lugar: «Cuando la Via Augusta no era más que un camino de ronda junto a la vía del tren de Sarrià, unos cuántos propietarios de la zona decidieron crear el Casino Tres Torres. La institución ocupó brevemente la llamada Casa Urrutia, un sencillo edificio cuadrado y modernista con fachada de estuco que imita la piedra y un notable jardín posterior presidido por un curioso torreón con almenas».

Contradicciones e hipótesis
Esta referencia, pero, contrasta con los resultados del análisis de la estructura interior de la casa llevado a cabo por el despacho de arquitectura Àgora, que concluyen que el edificio no albergó ningún tipo de gran equipamiento de estas características. Para argumentar este posicionamiento, Cisneros apunta que tanto la cocina como los lavabos son los originales que se construyeron en 1905 y que la distribución interior no ha sufrido ninguna alteración relevante que indique que se utilizó como casino durante un periodo prolongado en el tiempo. «Parece inviable que lo haya sido. No hay ningún indicio de cambio y tampoco figura ninguna modificación de la actividad en el registro», insiste el arquitecto.
Una de las hipótesis que explicarían esta dicotomía respecto a la existencia del antiguo casino de Tres Torres es que la Casa Urrutia no se utilizara como negocio recreativo en toda regla, sino que funcionara como una pequeña sala de juego familiar que abría sus puertas una vez o dos a la semana. Así lo cree Jesús Mestre, uno de los impulsores del Taller de Historia de Sarrià, que remarca que esto explicaría por qué la actividad económica que tendría que generar y declarar este casino no figuraba en ninguna parte.

La reforma, un punto de inflexión para recuperar la historia?
Todo este periplo de incógnitas nos lleva a la situación actual de este edificio modernista del distrito de Sarrià-Sant Gervasi, que después de casi quince años en estado de semi abandono y con una familia que vivía en el entresuelo como únicos inquilinos, volverá a la vida gracias a una profunda reforma que dividirá la finca en varias viviendas. Esta remodelación se tendrá que hacer siguiendo los criterios que marca el nivel de protección para los Bienes de Interés Urbanístico (BIU), que en este caso concreto implica que cualquier intervención que se haga tiene que mantener la volumetría y los elementos originales de la fachada. En este sentido, sí que se permite edificar una nueva construcción en la finca, siempre que esta tenga un mínimo de tres metros de separación con el edificio actual.

Consultados por este medio, desde la Asociación de Vecinos de las Tres Torres aseguran que hasta hace unos meses desconocían completamente que la Casa Urrutia habría sido la sede del antiguo casino del barrio y lamentan el estado semi-ruinoso que ha presentado el conjunto durante todos estos años. «Este edificio lleva abandonado mucho tiempo. Mejor que se hagan pisos que continuar así», afirman. Solo el tiempo dirá si este será el punto de inflexión para recuperar la historia borrada del antiguo casino o si esta volverá a guardarse en un cajón a la espera de una nueva oportunidad para hacerse un lugar en la memoria histórica del barrio.