Una comitiva con representantes del tejido asociativo y político de Sant Andreu ha revisado esta semana como han quedado las casitas del Pont, las más antiguas de barrio. El Ayuntamiento de Barcelona ha invertido 197.089,71 euros para evitar que estas casas tan históricas caigan en un «estado de ruina irreparable». El miércoles, miembros del ejecutivo, de la oposición, de la Asociación de Vecinos y del Centro de Estudios Ignasi Iglésias (CEII) hicieron una visita de carácter técnico para ver como habían quedado las obras y el estado en que se encuentran estas casas por dentro.
Estas inmuebles acumulan bastantes siglos a las espaldas, hecho que se puede ver en las imágenes captadas por la comitiva. Entre otras cosas, todavía se conservan ventanas y puertas de madera, castigada por el paso del tiempo, vigas también de madera, bastante humedad, y se entrevé los muebles del que parece parte de una cocina. En una pared aparece una serigrafía, a pesar de que los historiadores no acaban de saber a qué hace referencia. Y en el patio, una zona con bastante vegetación, también han aparecido algunas botellas de vidrio.





Un legado vivo desde el siglo XVIII y XIX
Estamos hablando de cuatro casitas situadas entre los números 2 y 8 de la calle del Pont, cerca del otro emblema del pueblo, la iglesia de Sant Andreu de Palomar. Este espacio, apuntan desde el CEII, es clave para entender la antigua Reguera Condal, que pasaba a escasos metros de estos pisitos. La entidad recalca la importancia de este espacio, desde un ámbito cultural, porque cada una de estas casas tienen su propia historia. Hay una casa menestrala del siglo XVIII, una casa de campesino de inicios del siglo XIX, una casa burguesa del último tercio del siglo XIX y otra casa del siglo XVIII, reformada al XIX para alojar oficiales durante las guerras. Esta última, de hecho, se conoce como la Casa del Oficial y todavía conserva la distribución que se hizo para que los soldados no compartieran espacios con la familia que lo alojaba.


El tejido asociativo del barrio hace años que lucha para mantenerlas en pie. El 2016 se evitó su demolición y desde entonces se trabaja para dignificar su historia. El Centro de Estudios Ignasi Iglésias ha pedido en el Ayuntamiento que convierta la zona en un «Centro de Interpretación de la Reguera Condal y de la Historia de San Andreu de Palomar«. La intención es revestir el espacio porque sea un museo histórico de Sant Andreu. Este proyecto conviviría con otros espacios icónicos del barrio, como la estación San Andreu Comtal –hasta hace poco, la estación en activo más antigua de Cataluña–, el edificio modernista de la Clínica Sant Jordi o la cúpula icónica de la iglesia de Sant Andreu.





