La Barcelona del pasado ha vuelto a aflorar gracias a las obras de la superilla del Eixample. Los trabajos de pacificación de la calle de Girona han puesto al descubierto los restos del antiguo convento de los capuchinos de Montcalvari, un recinto construido a partir del 1578 y que durante su trayectoria centenaria sufrió dos asedios diferentes hasta ser completamente arrasado con la implantación del plan de Ildefons Cerdà a principios del siglo XX. Los vestigios supervivientes de este conjunto eclesiástico han aparecido en el tramo entre las calles de Mallorca y la avenida Diagonal, donde inicialmente se habían encontrado los cimientos de una masía que se habría instalado en los terrenos donde antes se erigía el convento.

Los profesionales del Servicio de Arqueología de Barcelona que han trabajado en este yacimiento ya plantearon inicialmente la posibilidad que los restos encontrados hace unos meses pudieran ser de este convento capuchino, pero el hallazgo de una lápida con una cruz inscrita y de varios fragmentos de un recipiente utilizado para bendecir han acabado de apuntalar esta hipótesis. «Teníamos algunos indicios que los restos podían ser de los capuchinos, pero hasta que no haces el estudio histórico no se puede saber del cierto. La cronología histórica nos cuadra y sabemos que no se trataría de un solo edificio, sino de todo un recinto con diferentes edificaciones«, ha explicado Marta Lucas, la arqueóloga que ha dirigido estas prospecciones.

Lucas ha precisado que las excavaciones continuarán al menos durante este mes de julio y que, una vez documentadas todas las estructuras y el material encontrado, se procederá a volver a cubrir los vestigios, protegiéndolos con una capa que evite su erosión y permita recuperarlos en un futuro en caso de que se quisiera. Los trabajos, pues, no proseguirán a pesar de la evidencia que los restos encontrados solo son una pequeña parte de la superficie total del conjunto. La presencia de un colector de aguas residuales y de las infraestructuras de suministros de los edificios que se erigen a ambos lados del yacimiento imposibilitan esta continuidad.

Testigo de guerra
Durante la excavación de este terreno, los arqueólogos han localizado al menos dos balas de cañón muy bien conservadas que corresponderían a alguno de los dos asedios que sufrió este recinto religioso entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. También han aparecido piezas de cerámica, porcelana china de lujo y una piedra con inscripciones en latín que podría haberse utilizado para decorar una de las paredes del conjunto.

Según el estudio histórico realizado por el arqueólogo Eric Sobrevia, el convento de los capuchinos de Montcalvari fue ocupado por las tropas francesas durante el asedio del 1697 y se utilizó como hospital de campaña durante este mismo conflicto. Solo unos años después, el recinto volvería a ser objetivo militar y sería bombardeado durante el asedio del 1713-1714, quedando en un estado smiruinosos. Pasada la Guerra de Sucesión, el conjunto sería alquilado por la orden religiosa a un campesino con la condición que fuera rehabilitando y recuperando alguno de los espacios dañados a causa de las bombas, hecho que explicaría por qué se han encontrado algunas estructuras reparadas.

Ocaso y derribo a principios del siglo XX
La decadencia y ocaso final del convento llegaría alrededor del 1900, cuando el conjunto -que entonces ya hacía las funciones de masía y no pertenecía a los capuchinos- fue derribado en el marco de la construcción del Eixample. Según las referencias históricas encontradas, después de alquilar los terrenos durante unos años a campesinos, la orden religiosa habría decidido finalmente venderse los restos supervivientes del conjunto a mediados del siglo XVIII.
