La retirada de unos murales en el Palau de la Generalitat ha puesto al descubierto unas pinturas renacentistas originales que hacía casi un siglo que estaban escondidas. Se trata de la decoración que engalanaba el Saló Sant Jordi desde su construcción entre los años 1596 y 1617 y hasta el 1926, cuando se tapó con motivo de una reforma hecha durante la dictadura de Primo de Rivera.
Según informa la ACN, los murales que se están retirando ocupan más de 850 metros cuadrados y se trata de 24 pinturas sobre tela de gran formato, en las paredes, y 45 más pequeñas en el techo y la cúpula. El proyecto se encargó a la empresa Urcotext y tiene un presupuesto de 1,9 millones de euros. La previsión es que el 28 de diciembre se retiren todas las pinturas y que en agosto del 2024, después de una segunda fase de trabajos, «la imagen del salón recupere la esencia del espacio renacentista», tal como asegura Josep Girabal, subdirector general de obras y servicios del Departamento de la Presidencia.
Un hallazgo esperado, pero de una gran magnitud
Girabal asegura que desde la Generalitat ya tenían conocimiento de la presencia de las pinturas, pero remarca que hasta ahora no se ha podido descubrir su «magnitud» y este es «un factor que será sometido a criterio de los especialistas del ámbito patrimonial para saber que se tiene que hacer con estas pinturas». Ha insistido que son las pinturas originales del edificio y esto ya tiene un gran valor.
El proyecto también contempla la posibilidad de volver a colocar los murales ahora retirados -que se están conservando en perfecto estado- de forma que una comisión de expertos tendrá que decidir si se restituyen estas pinturas renacentistas originales o la decoración con la cual se taparon en 1926.
