El reloj icónico que se encuentra en el edificio de Inditex de la plaza de Cataluña, donde antiguamente estuvo la sede del BBVA, seguirá sin funcionar. La propuesta que el PP hizo al gobierno de Jaume Collboni para que iniciara acciones con la propiedad del inmueble para arreglar y poner en marcha de nuevo el reloj ha quedado en nada. En la comisión de Urbanismo de mediados de febrero, la primera teniente de alcaldía Laia Bonet dijo que debía ser el privado quien lo pusiera en hora.
Tal como explicó Bonet, el reloj es un Pequeño Paisaje de Barcelona, elementos simbólicos de la ciudad que forman parte del paisaje urbano, como el termómetro de Cottet, el grumete del mercado del Ninot o la pintada del miliciano desconocido de la plaza de Sant Josep Oriol. Según la regidora socialista, el reloj no está catalogado y como se encuentra en un edificio privado y en un lugar que no es accesible desde el espacio público, debe ser el privado quien lo arregle.

Un caso muy similar al del búho de la Diagonal
El caso del reloj de la antigua sede del BBVA es muy similar al del búho de la Diagonal, a la altura de Verdaguer, pero el trato municipal es diferente. También se encuentra en un edificio privado, concretamente en una azotea que no es accesible desde el espacio público, y también forma parte de los Pequeños Paisajes. Pero, en este caso, el gobierno de Collboni tiene previsto renovar un convenio con la propiedad, «que caducó hace unos años», explican fuentes municipales, para que el búho vuelva a funcionar y a guiñar el ojo.
Las fuentes municipales consultadas no han aclarado si el búho está catalogado o no. Dicen que el nuevo convenio deberá fijar las condiciones que acuerden ayuntamiento y propiedad. Subrayan para diferenciar el búho del reloj que «ya hay una relación y unas pautas de funcionamiento que habrá que renovar». Y añaden que «en el caso del reloj, este convenio no existe y, por otro lado, es un anuncio de una marca existente, a diferencia del búho».
📣 ¡PROTEGEMOS EL PATRIMONIO!
— ERC Barcelona (@ERCbcn) April 16, 2024
👉 En #Barcelona hay miles de elementos patrimoniales que se encuentran desprotegidos y que definen los barrios y la vida de las barcelonesas y barceloneses
✊ Son fachadas como la del Balius o elementos como el propio Búho de la Diagonal los que hacen que… pic.twitter.com/2KnGEpCy7E
A raíz del caso de la coctelería Balius del Poblenou, en abril de 2024, la presidenta de ERC Elisenda Alamany propuso proteger todos aquellos símbolos de la ciudad que están desprotegidos y forman parte de la identidad de los barrios de Barcelona. Alamany mencionó el búho de la Diagonal y aseguró que si la finca fuera comprada por un fondo de inversión y lo eliminaran no se podría hacer nada para impedirlo.
El reloj, un símbolo ciudadano para el PP
Para el concejal del PP Juan Milián, el reloj de la plaza de Cataluña tiene mucha importancia «simbólicamente» para los barceloneses y lamenta que el gobierno municipal no haga ningún trámite con la propiedad para ponerlo en marcha. «No les costaría nada», dijo en comisión. En declaraciones al TOT, explicó que el reloj forma parte del “patrimonio cultural y de la memoria” de la ciudad desde 1971 y ha tenido una “vinculación sentimental” con buena parte de la ciudadanía de Barcelona. Milián opina que el reloj se encuentra en un estado de abandono desde que el BBVA dejó el inmueble, hace más de una década.

El reloj pesa dos toneladas
Según el Ayuntamiento de Barcelona, hay ciertas dudas sobre en qué momento se puso en funcionamiento el reloj, ya que la empresa Roura, que lo instaló, dice que fue en 1969. Y el BBVA siempre ha defendido que fue en 1971, “para conmemorar los cincuenta años de la entidad en la ciudad de Barcelona”, recoge el libro de los Pequeños Paisajes. La imagen principal del artículo es de МаратД y se ha publicado en la Wikipedia.
La instalación del reloj no fue fácil: pesa casi dos toneladas, tiene 4,7 metros de diámetro y casi un metro de ancho. No obstante, el trabajo se hizo bien, ya que ha llegado a soportar vientos de más de cien kilómetros por hora. Cuando funcionaba, el reloj giraba. En una de las caras, señala las horas con números romanos, y en la otra está el logotipo del BBVA, que por las noches se iluminaba. Las agujas que marcan las horas miden dos metros, y las de los minutos, 2,6 metros, dice el Ayuntamiento en el libro de los Pequeños Paisajes de Barcelona.

A lo largo de su historia, la maquinaria del reloj se ha cambiado al menos en seis ocasiones y se han ido introduciendo elementos tecnológicos nuevos. “Para las fiestas de la Mercè de 1983 se le incorporó un carillón, y desde 1985 recibe las señales horarias vía satélite”. De hecho, el reloj que ven los ciudadanos es solo una carcasa “dentro de la cual hay un motor que hace mover las enormes agujas”, subraya el consistorio en el libro. “El reloj de verdad está dentro del edificio y transmite las señales horarias a la carcasa exterior a través de la corriente eléctrica”.
El edificio se compró por unos 100 millones de euros
Ahora el edificio, obra del arquitecto Eugenio Pedro Cendoya (1952), donde se encuentra el reloj, en la esquina de la plaza de Cataluña con la calle de Bergara, es una macrotienda de Zara. El inmueble fue comprado por Amancio Ortega en 2013 por unos 100 millones de euros. Durante mucho tiempo, este reloj sirvió para dar la bienvenida al nuevo año.



