En 1788, Antoni Gaudí todavía no estaba titulado, pero ya había quien comenzaba a hablar de un «joven arquitecto» que recibía encargos importantes. El Ayuntamiento de Barcelona le encargó ese mismo año el diseño de unos faroles que aún hoy decoran un emblema del barrio Gótico. Los faroles de la plaza Real son de las pocas obras de Gaudí que no son mundialmente conocidas, pero igualmente atraen a aquellos que visitan el centro de la ciudad. Hay de tres brazos y de seis, todos ellos sobre un zócalo de mármol, un fuste de fundición y brazos de hierro colado. La Fundación Antoni Gaudí destaca que estos faroles son «notables en muchos aspectos» porque reúnen «buen diseño y un correcto uso de los materiales y las técnicas», pero sobre todo porque han demostrado ser fiables: «Tienen una durabilidad ampliamente demostrada con mantenimiento mínimo».
Los faroles de la plaza Real están decorados con elementos mitológicos y destaca el símbolo de Mercurio, conocido dios romano del comercio. La Fundación Antoni Gaudí detalla, en su explicación de la obra, que el joven arquitecto quería ilustrar una Barcelona que entonces se abría al mundo en el ámbito comercial. Gaudí detalló en una memoria bastante extensa las motivaciones que lo llevaban a representar la ciudad de esta forma en estos faroles, que también se instalaron en Pla de Palau y en el Paseo Nacional, el actual paseo Joan de Borbó. Estos últimos ya no están.

Gran adaptabilidad
Los faroles se diseñaron de tal manera que han podido adaptarse a los cambios que ha experimentado el alumbrado de Barcelona. Los primeros funcionaron con gas –como estos de Gaudí– y después se electrificaron. Los faroles de la plaza Real también hicieron este cambio. La mayoría de faroles han pasado con los años a funcionar con bombillas de sodio y ahora se están actualizando con luces LED.

Ejemplos hay en todos los barrios. Es el caso actual de la Verneda, que está modernizando el alumbrado y ha dejado anécdotas curiosas. En una calle pequeña del barrio aún no se han retirado los antiguos y han aparecido ocho faroles duplicados. Una situación provisional –más habitual de lo que nos imaginamos, pero que ha sorprendido igualmente a algunos vecinos– mientras se terminan de regular las luces LED.