Las obras del futuro Camp Nou son perceptibles desde varios puntos de la ciudad. El proyecto faraónico del Espai Barça impresiona desde lejos, pero quizás aún más de cerca. Acercarse a los trabajos es darse cuenta de la dimensión del proyecto y de la cantidad de movimiento que generan las tareas de construcción del nuevo estadio. No solo es el tráfico constante de trabajadores y operarios, sino también de maquinaria, ruido y polvo. La actuación requiere tanto espacio logístico que las constructoras incluso se han apropiado de una parte de los terrenos de la Masia para ubicar los clásicos módulos de obra para los empleados, que están ubicados en la explanada que da a la fachada principal del edificio.
A solo unos metros de la puerta principal del recinto que durante décadas fue la cuna de las futuras generaciones de jugadores blaugranas, unas vallas de obra aíslan una parte de los jardines, separándola de los trabajos. Se trata de un pequeño trozo de terreno engullido casi por completo por las malas hierbas y flanqueado completamente por estas vallas, sin ninguna abertura que indique que alguien tiene acceso. Un espacio cerrado en medio del cual encontramos un autobús antiguo y medio oxidado, con los colores blaugranas pintados en el chasis. Este, sin embargo, no es un vehículo cualquiera, se trata del último autobús sobreviviente del conocido como Barça de las Cinco Copas.

El vestigio abandonado de una generación histórica
Instalado desde el 20 de mayo de 1922 en el Camp de les Corts y después de unos primeros años marcados por la dureza de la Guerra Civil Española y la posguerra, el Barça comenzaba a ver la luz de la mano de una generación magnífica que se hizo un lugar en el corazón de los aficionados blaugranas. La leyenda de Ramallets primero y la llegada de Ladislau Kubala después supusieron un punto de inflexión en la trayectoria del club, que pasaría a los anales de la historia gracias a la consecución de cinco trofeos diferentes a inicios de la década de los cincuenta: la Liga, la Copa de España, la Copa Latina, la Copa Eva Duarte de Perón y el Trofeo Martini & Rossi. Conocido con el nombre del Barça de las Cinco Copas, aquel equipo evidenció la necesidad de continuar creciendo en un nuevo estadio y llevó a la directiva a comenzar a plantearse la construcción de lo que sería el futuro Camp Nou.
Así pues, el autobús ahora aislado en un espacio cerca de la calle de Elisabeth Eidenbenz es uno de los vestigios sobrevivientes de aquella época dorada del club. El vehículo estuvo expuesto dentro del antiguo estadio blaugrana, pero desde hace unos años está abandonado al lado de las obras iniciadas en junio de 2023. En declaraciones al TOT Barcelona, el FC Barcelona aseguraba hace un año que la intención era evitar que el autobús acabara convertido en chatarra y que se preveía salvarlo y restaurarlo. Sin embargo, parece que estos trabajos aún tendrán que esperar, mientras el vehículo se va oxidando expuesto al aire libre a las inclemencias del tiempo y sin ningún tipo de mantenimiento.


