Los estudiantes de la Universitat Pompeu Fabra del Campus de la Ciutadella están acostumbrados. Desde el año 1999, disfrutan de un edificio espectacular cada vez que hacen uso de la biblioteca del campus. Está ubicada en el Dipòsit de les Aigües, un edificio proyectado en 1874 por el maestro de obras Josep Fontserè i Mestre y que este martes el Gobierno de la Generalitat ha declarado bien cultural de interés nacional en la categoría de Monumento Histórico. Fruto de esta declaración, también se delimita uno en torno a protección alrededor del edificio para garantizar la continuidad de sus valores y conseguir una mejor preservación.
Una estructura más clásica de la que tocaba
El Dipòsit de les Aigües, situado junto al parque de la Ciutadella, se construyó mientras Josep Fontserè era el director de las obras del parque de la Ciutadella, en el marco de la Exposición Universal del año 1888. En el momento de la construcción, en Cataluña era cada vez más frecuente la utilización de las estructuras con pilares de fundición. Pero el maestro Fontserè se decidió por una tipología estructural más clásica de muros de carga, por el gran peso que tenía que soportar, con hileras paralelas de muros portantes, perforados por arcos de medio punto de 14 metros de altura.
El año 1988, el Ayuntamiento de Barcelona encargó a los arquitectos Lluís Clotet e ignacio Paricio la recuperación arquitectónica del edificio. Las dos plantas bajo el depósito habían sido utilizadas, sucesivamente, como sala de exposiciones de materiales de construcción, asilo de gente mayor, almacén de material del cuerpo de bomberos, depósito de expedientes y oficinas de la Guardia Urbana.

En el año 1993 se iniciaron las obras de rehabilitación del Dipòsit. Seis años después, el edificio empezó a funcionar como parte de la Biblioteca general de la Universitat Pompeu Fabra y, actualmente, acoge también la sede del Instituto Universitario de Historia Jaume Vicens i Vives.

