Las obras de la estación de la Sagrera han sacado a la luz un refugio de la Guerra Civil que se desconocía que existía, es decir, no formaba parte del catálogo de más de 1,300 refugios -elaborado por la Junta de Defensa Pasiva en julio de 1938- de los cuales se tiene constancia que se construyeron en Barcelona durante el conflicto bélico. Se trata de una instalación privada que daba servicio a la antigua estación de mercancías de la Sagrera, un edificio histórico (erigido entre 1918 y 1922), que no está catalogado y que si nada lo impide se derribará.
Fuentes del Instituto de Cultura de Barcelona (Icub), consultadas por TOT Barcelona, no han concretado si el refugio se conservará. «En estos temas hay que ir paso a paso. Ahora se ha descubierto y se está documentando». No obstante, en una nota de prensa, el Ayuntamiento destaca que el estado de conservación es «excepcional y hace de este refugio un caso único por su tipología y características constructivas».
Dos galerías principales y una longitud de 90 metros
Según detalla el Ayuntamiento, el refugio conectaba los dos inmuebles que se encontraban a ambos lados de la entrada a la antigua terminal de mercancías. Uno fue derribado la década pasada y el otro es la sede de las oficinas de Adif desde donde se dirigen las obras de la futura estación. Dispone de dos galerías principales -de 2,50 metros de altura por 1,20 de ancho- y se han identificado «cuatro salas de grandes dimensiones, cuatro letrinas y un espacio de posibles funciones de almacén o enfermería». Tiene una longitud aproximada de 90 metros.

Una construcción «singular», «tipo búnker»
El refugio descubierto presenta una construcción «singular», «tipo búnker». Está excavado a cielo abierto y construido con hormigón armado, con una losa de cubierta de unos dos metros de grosor preparada para resistir el impacto de bombas de 100 kilogramos, destaca el consistorio. Situado a cuatro metros de profundidad, dispone de dos entradas, una de las cuales «ha podido ser documentada completamente». Entre los materiales empleados hay tramos de esqueleto de hormigón recubierto con ladrillo macizo, techos de encofrado de cemento y recubrimientos de mortero de cal. Destacan los bancos conservados en una de las salas, varias pintadas hechas alrededor de 1954 y grafitis con las siglas CNT y FAI que podrían corresponder al período de la Guerra Civil. Igualmente, se mantiene parte de la instalación eléctrica original, con cableado y portalámparas cerámicos.
La antigua estación de mercancías de la Sagrera fue uno de los principales nodos logísticos de Barcelona hasta su cierre en 1990 «y un punto estratégico durante la Guerra Civil, lo que la convirtió en objetivo de dos bombardeos en 1937», explica el consistorio. La CNT, que había colectivizado el sector ferroviario, impulsó con los trabajadores la construcción del refugio ahora localizado.
Más refugios
También en la Sagrera, y también por sorpresa, se encontró en 2014, un refugio durante las obras de rehabilitación de la Torre de la Sagrera, que ahora funciona como centro cívico. Este refugio es uno de los pocos de la capital catalana que se puede visitar. Abrió al público en enero de 2025. Construido con bóveda catalana, la estructura habitual de los refugios barceloneses, tiene una longitud de unos 88 metros. Con capacidad para un centenar de personas, consta de una galería dividida en tres tramos. En buena parte de la instalación se conserva el cableado eléctrico. En su momento tenía dos accesos, uno en el exterior y otro en el interior de la torre, que es el que se utiliza actualmente. Tiene una altura máxima de 1,80 metros.

El julio pasado, TOT Barcelona se hizo eco de otro refugio que se localizó, en este caso durante unas obras de ampliación de la red de agua freática en la calle del Consell de Cent, a la altura del número 605, entre las calles del Dos de Maig y de la Independència, bajo el carril bici actual. Y recientemente, este medio ha visitado el Refugio 525, en el barrio de Sant Andreu de Palomar. Se trata de una estructura ubicada en una vivienda privada. Se accede desde una tapa incrustada en el suelo de un garaje. Se cree que se construyó en 1938 y conserva utensilios de hace 87 años, como cableado eléctrico, picos, palas y lámparas de aceite.

