Una pareja de turistas pasean por la rambla de Cataluña. Son las cinco de la tarde de la primera semana de agosto y en Barcelona cae un sol de justicia. Después de pensárselo unas cuántas veces, se deciden a entrar en uno de los muchos supermercados 24 horas que hay repartidos por la capital catalana para comprar una agua de litro muy fría. Esta podría ser una escena habitual en cualquier negocio de estas características si no fuera porque el local en concreto que ha elegido esta pareja no es uno cualquiera. Se trata de unos de los bajos de la Casa Heribert Pons, un edificio modernista centenario que hasta 2013 acogió la sede del Departamento de Economía de la Generalitat.
La liebre la levantaron varios perfiles en las redes sociales, que compartieron imágenes del estado que presentaban los bajos del edificio centenario, que en aquel momento se estaba preparando para la apertura como supermercado. Las fotografías levantaron bastante pólvora sobre todo porque hace solo una década que este espacio lo ocupaban parte de las instalaciones de la conselleria de Economía de la Generalitat. Para más inri, se da la circunstancia de que la finca está catalogada como Bien Cultural de Interés Local (BCIL), hecho que todavía puso más leña al fuego encendido por esta reconversión desafortunada.

Una protección que se queda a medio camino
Más allá de ser objeto de debate y de espolear las quejas de muchos usuarios, esta protección patrimonial ha acabado siendo crucial para poder poner obstáculos al desarrollo de la actividad de este nuevo supermercado. Según avanzó esta semana
La condición de la finca como BCIL hace que los responsables del establecimiento tengan que pedir licencia obligatoriamente si quieren llevar a cabo cualquier tipo de obras, de forma que presentar un «assabentat» no es suficiente en este caso. En cuanto al permiso de actividad, como el local tenía hasta ahora otro tipo de licencia concedida, el nuevo negocio tiene que solicitar esta modificación explícitamente. Ambos expedientes fuerzan a los responsables a tomar cartas en el asunto si no quieren que estos puedan derivar en sanciones. De momento, sin embargo, el negocio continúa abierto y desarrollando su actividad con normalidad, tal y como ha podido comprobar el TOT Barcelona. Ahora bien, existe la duda de si las administraciones podrían haber hecho más para evitar que un edificio catalogado y que hasta hace nada era sede de una conselleria catalana pueda acoger un establecimiento de estas características.
Finca centenaria reconvertida en oficinas
Hay que recordar que la Casa Heribert Pons es una construcción del 1909 impulsada por el empresario manresano Heribert Pons Arola y ejecutada por el arquitecto Alexandre Soler i March. Originalmente, la finca se erigió como edificio residencial, pero en los años treinta se convirtió en oficinas, eso sí, conservando tanto su vestíbulo magnífico como la fachada de marcado estilo modernista, que está decorada con esculturas realizadas por Eusebi Arnau.
