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El ‘Paradiso’ low cost de los cinéfilos

Ruth Benito es nuestra Totó particular en esta historia. Como el entrañable protagonista de la mítica Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988), esta joven de 29 años traspasó por primera vez las puertas de los Cinemes Girona casi por inercia, atraída por una especie de curiosidad infantil que le pedía probar suerte en estas instalaciones ubicadas en una de las fronteras del distrito del Eixample. Benito hacía poco que se había mudado a un piso situado justo delante de la sala de cine y cogerse el abono anual le pareció una buena forma de integrarse en el barrio: «Siempre me había gustado el cine, pero no era practicante. No me iba bien gastarme más de ocho euros en una película y acababa consumiendo de plataformas como Netflix. Esto fue una manera de blanquear mi consumo [ríe]».

La experiencia fue tan satisfactoria que Benito decidió repetir el año siguiente, aprovechando la oferta reducida del abono a 75 euros y llevándose consigo a una amiga con una vinculación también peculiar con los Cinemes Girona. Karen Gómez trabaja desde hace cuatro años en el restaurante Ramen-ya Hiro, una de las mecas barcelonesas de esta popular variedad de fideos japoneses y un establecimiento que está ubicado a solo unos metros de la sala. El abono anual permitió a esta joven de 26 años matar las horas muertas entre los estudios de Informática que cursa por la mañana y el horario de entrada al trabajo. «Tenía ganas de poder hacer más cosas entre horas y, realmente, con que vayas 16 veces ya te sale a cuenta», asegura.

Entre las dos han visto este año más de un centenar de películas, de forma que han pagado por cada una un precio de poco más de un euro. Teniendo en cuenta las tarifas actuales, Benito y Gómez han invertido aproximadamente ocho veces menos que lo que habrían acabado pagando si compraran las entradas ordinarias. Más allá de los grandes nombres de taquilla, las jóvenes coinciden en situar el film japonés Plan 75 (Chie Hayakawa, 2022) como uno de los mejores que han visto este año. La posibilidad de ver precisamente obras como esta, que no se encuentra en el circuito de carteleras habitual, es una de las razones que las ha llevado a renovar juntas un año más el abono.

Karen Gómez i Ruth Benito fotografiadas a las puertas de los Cines Girona / A.R.
Karen Gómez i Ruth Benito fotografiadas a las puertas de los Cines Girona mientras miran la cartelera / A.R.

Un refugio para los amantes de la versión original

Carlota Chicote también tiene la intención de repetir con la suculenta oferta anual de los Cinemes Girona. El caso de esta joven barcelonesa de 28 años es especial por dos razones: no considera que haya amortizado el abono este año, pero le ha permitido acceder a un tipo de cine muy concreto que la apasiona. Su placer culpable es la filmografía francesa y este año pudo ver en esta sala del Eixample de la mano del Festival Ohlalà! una retrospectiva de uno de sus directores preferidos, el quebequés Xavier Dolan.

«Mi madre es de fuera y de pequeña íbamos juntas a los cines Yelmo Icaria, que eran los únicos donde podíamos encontrar películas infantiles en inglés. Si quieres ver films en versión original siempre tienes que buscar alternativas. Mi hermana fue durante mucho de tiempo en los Texas hasta que los cerraron y yo renovaré este abono porque sino iría todavía menos al cine. Los precios son prohibitivos«, señala. Chicote -que se enteró de la oferta anual de los Girona gracias a Benito- tiene claro que su película ganadora de este año es la premiada Aftersun (Charlotte Wells, 2022).

Cuestión de supervivencia

La historia detrás de este abono anual tiene un punto bastante cinematográfico. La iniciativa nació en el año 2013 como respuesta a la difícil situación que pasaba la sala, que se encontraba inmersa en el costoso proceso de pasar del formato analógico al digital. «Hacía solo tres años que habíamos abierto y no había manera de conseguir dinero. Fue una apuesta arriesgada, pero era esto o morir. No teníamos nada que perder», recuerda Toni Espinosa, director de los Cinenes Girona. La primera tongada de esta oferta salió a un precio de 30 euros y la respuesta del público desbordó todas las previsiones: «Solo en la primera mañana ya vendimos 800 abonos y, al final, casi 3.600 personas se apuntaron. Fue la hostia«.

La oferta que surgió como medida desesperada tuvo tan buena acogida que la dirección de la sala barcelonesa apostó por mantenerla el año siguiente y renovarla temporada a temporada. Eso sí, incrementando progresivamente el precio hasta los 75 euros actuales y limitando el número de abonos a un millar. Desde aquella primera edición ha pasado ya una década, pero el espíritu de la propuesta sigue intacto. De hecho, hay algunos clientes que no han fallado a ninguna de las convocatorias y otros que lo han exprimido tanto que cada film les ha acabado saliendo por cincuenta céntimos. «Hemos conseguido crear cinéfilos y que el público descubra películas que de otra forma no vería nunca. Sobre los clientes que han visto 130 estrenos, no estoy seguro si un crítico de cine llega a ver tantos en un año», reflexiona Espinosa.

Karen Gómez i Ruth Benito fotografiadas a las puertas de los Cines Girona / A.R.
Las clásicas taquillas de los Cines Girona, donde el público puede comprar las entradas / A.R.

El perfil ideal para aprovechar el abono

Tanto las tres abonadas consultadas como el director de los Cinemes Girona coinciden en apuntar una característica principal que tiene que tener la persona que quiera aprovechar de verdad el abono: el tiempo. «Tienes que tener buenos horarios y ganas de atreverte a explorar otro tipo de cine«, remarca Gómez. En la misma línea se pronuncia Benito, que cree que también es una buena iniciativa para los vecinos que busquen hacer un poco de barrio y salir de la monotonía.

Con la temporada de este año a punto de acabarse, solo quedan unos días para poder solicitar uno de los pocos abonos anuales a un precio de 75 euros que todavía están disponibles. El plazo acaba este 31 de julio, pero Espinosa avisa que la golosa oferta volverá el próximo año. «No nos planteamos dejar de hacerlo. Ya no tenemos la necesidad, pero para nosotros es como una forma de agradecimiento a aquellas personas que lo compraron el 2013. Queremos dar una opción a los cinéfilos que no puedan pagar los precios actuales para que tengan acceso a películas de estreno», concluye.

Karen Gómez i Ruth Benito fotografiadas a las puertas de los Cines Girona / A.R.
Karen Gómez i Ruth Benito recorren el largo pasillo que da a la salida de los Cines Girona / A.R.

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