Tot Barcelona | Notícies i Informació d'actualitat a Barcelona
Ocio nocturno más allá de las discotecas: diversificado y en la periferia

Barcelona tiene 390.000 jóvenes entre 18 y 35 años y solo 303 espacios de ocio nocturno privados. Los números no cuadran. Aún menos si tenemos en cuenta que esta ecuación ignora a los jóvenes del primer cinturón metropolitano y los turistas, clientes estrella en las discotecas más céntricas. Carmen Zapata ha admitido, sin el glamour que le habría otorgado ser la primera «alcaldesa de noche de Barcelona», como inicialmente llamaba Collboni a lo que finalmente ha acabado siendo un comisionado, que la oferta nocturna en Barcelona es «insuficiente».

La aparición del nuevo comisionado de noche plantea de facto un debate que ha llegado para quedarse. Hace unos días, la patronal de empresas de ocio nocturno Fecasarm insistía en que es necesario ampliar la oferta en la periferia, desprovista de discotecas. Los empresarios nocturnos quieren hacer crecer el negocio en todos los barrios, una apuesta que suma algunos adeptos en Sant Jaume, cansados de apagar incendios en los puntos más críticos de la ciudad. Ahora bien, últimamente también se ha ampliado el eje del debate abrazando la posibilidad de «diversificar» el ocio nocturno de Barcelona. «Tenemos experiencias en esta ciudad que hacen compatible el ocio privado y el ocio público», apuntaba Zapata en la última comisión de seguridad –su departamento no depende de cultura o economía sino de la tenencia de Albert Batlle–, abriendo la puerta a las «alternativas» que pide ERC. Los republicanos quieren explorar qué hay «más allá del ocio nocturno reglamentado de hoy en día».

Se trataría de abrir espacios cerrados, que podrían ser centros cívicos o pabellones deportivos, por ejemplo, o facilitar las fiestas autogestionadas para que los jóvenes tengan alternativas a las discotecas, cada vez más caras y un punto elitistas. Un estudio de la Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos señala que el precio medio ha aumentado un 20% en los últimos dos años, y la profesora de la UB Núria Codines, experta en tiempo libre, reconoce que el ocio nocturno que encontramos en Barcelona «empieza a ser discriminatorio». «Que no todo el mundo puede acceder al ocio nocturno que existe ahora mismo es una realidad, como también lo es que hay jóvenes que no están interesados en esta oferta u otros que, directamente, no les gusta la fiesta nocturna como tal», explica la experta, consultada por el Tot Barcelona.

La discoteca Razzmatazz es uno de los clásicos de la noche del Poblenou / Jordi Play
La discoteca Razzmatazz es uno de los clásicos de la noche del Poblenou / Jordi Play

En conversación con este diario, la vicepresidencia del Consejo de Juventud de Barcelona (CJB), en manos de Janet Catalan, da ejemplos concretos. «Muchas jóvenes no pueden permitirse el modelo que promociona el ocio privado, que las excluye; con los derechos de admisión, que muchas veces son cis-heteropatriarcales y racistas, o directamente porque lo que ofrece el ocio privado no gusta», comenta Catalan. Desde el CJB insisten en las fiestas populares y en las autogestionadas como posible salida. «Necesitamos una mayor permeabilidad de la programación cultural de las fiestas mayores que permita la participación directa del movimiento asociativo juvenil, y también más apoyo institucional a las entidades que organizan eventos de formato medio», concluye.

Las discotecas defienden el modelo

El CJB y Fecasarm solo coinciden en una cosa, que «ha habido un boom a raíz de la pandemia». Pero mientras que la agrupación de entidades juveniles recuerda que el ocio «históricamente se ha llevado a cabo en el espacio público», la federación de discotecas argumenta que el ocio en la calle ha provocado «situaciones muy graves». El secretario general de Fecasarm, Joaquim Boades, cree que el ocio «legal» se ha revalorizado durante la pandemia «porque se ha visto que es seguro y que genera una convivencia nocturna adecuada». El portavoz de los empresarios reconoce que puede haber un encarecimiento, pero niega que sea «generalizado» y lo vincula al crecimiento del IPC y al consiguiente aumento del precio de algunos productos. Por otro lado, Boades asegura que las discotecas de la ciudad «cuentan con distintivos internacionales que avalan su servicio».

Por ahora, la comisionada de noche solo ha garantizado, en un estamento muy inicial, que explorará «qué posibilidades tienen las actividades nocturnas culturales, deportivas y lúdicas» en el marco del Consejo de la Noche, órgano formado por los grupos políticos, técnicos y una decena de entidades, entre las que también están el CJB y Fecasarm. En todo caso, Boades ya avisa al Ayuntamiento que corre el riesgo de hacer «competencia desleal» al sector. «Tenemos la experiencia de las fiestas de Fin de Año. Hay locales o espacios que no están ideados para acoger este tipo de actividad. Debemos tener en cuenta un tema de seguridad y que todos debemos cumplir las mismas reglas del juego», añade.

Los botellones, ahora menos frecuentes, proliferaron durante la pandemia como alternativas de ocio | Jordi Play

La otra carpeta sobre la mesa es la descongestión del centro de Barcelona. La calle de Tuset está en el ojo del huracán, con una decena de locales y numerosas quejas vecinales. También hay controversia en Poblenou, en el conocido Triángulo Golfo. La oferta también se dispara en la Barceloneta y tiene picos de festivales en el Fórum. Boades cree que la saturación en estas zonas terminará «cuando se permita una ampliación», pero que primero se debe «analizar el mapa» para rastrear las zonas «con menos presión vecinal». En todo caso, reticente a compartir parte del pastel, recuerda que hay locales que han cerrado «por el precio de los alquileres u otras circunstancias» y que, por tanto, antes que nada, se debe «proteger la oferta existente».

Ir más allá de la fiesta

En cambio, en la sede del CJB ven con buenos ojos el nuevo debate que se ha generado en Sant Jaume. «Nuestra apuesta es justamente que el Ayuntamiento deje de beneficiar a las empresas de ocio privadas y comience a explorar los eventos que propone el tejido asociativo», apunta el órgano juvenil, que defiende los espacios alternativos como una manera de «activar la implicación del vecindario» y de beneficiar «la vida de los barrios y el arraigo a la ciudad». Núria Codines, la experta en ocio y tiempo libre, acepta que estas actividades pueden ser beneficiosas para la ciudad, pero sobre todo incide en el hecho de que «son un crecimiento personal para ellos; saber gestionarse, organizar, prever… es un aprendizaje constante de unas competencias que no son técnicas, es un proceso muy enriquecedor».

Ahora bien, la experta no deja escapar la oportunidad de añadir un capítulo, un tema crucial que convendría leer como si fuera el prólogo de esta transformación nocturna que quiere hacer Barcelona. «Si se promueve tanto el ocio nocturno transmitimos la idea de que, si eres joven, tu ocio debe ser nocturno. Y no tiene por qué serlo. Aún existe esa presión social que te hace salir de noche, si eres joven», desgrana la profesora, desmitificando la figura de una juventud estándar, loca por la juerga. «Pero, claro, la noche mueve mucho dinero».

El Club Billares Ars, que ahora ocupa un local que había sido antes discoteca en Sant Gervasi / Jordi Play

Codines admite que los cambios son «difíciles de generar», pero recalca que se pueden ir introduciendo «poco a poco». Una opción es potenciar diferentes actividades para jóvenes que pueden «combinarse». Es decir, «se puede empezar la tarde yendo al teatro y terminar en un bar musical». También se puede potenciar la cultura tradicional, muy castigada, asegura Codines, por las instituciones. «Hay jóvenes, muchos más de los que pensamos, interesados en la cultura popular», remarca antes de transmitir, ya lo había hecho, que «hay jóvenes que no pueden permitirse salir de fiesta, y también hay quienes no quieren».

Nou comentari

Comparteix

Icona de pantalla completa