El sonido de unos potentes altavoces rompe el bullicio de turistas que se reúnen a los pies de la montaña de Montjuic la tarde del primer martes del año. Son las cinco y la explanada de tierra que se extiende en uno de los lados de la fuente mágica se ha convertido en el escenario improvisado donde un pequeño ejército de figurantes ensaya por primera y última vez la actuación que llevarán a cabo la tarde del próximo 5 de enero sobre el vehículo en movimiento. Observando de cerca la escena se encuentra Ramón de los Heros, uno de los cuatro constructores artífices de las carrozas de la cabalgata de Reyes de este año en Barcelona.

«Cuando diseñas la propuesta tienes que tener en cuenta una serie de variables, como cuánta gente se tiene que subir para bailar o que pueda ser visible desde muchos lados. Cada uno tenemos nuestro estilo, pero yo opto más por la estética en vez de complicarme con mecanismos», asegura este artista badalonés de 59 años, que ya hace tres que decidió dejar su ciudad para instalar su taller en el polígono industrial que se erige en el número 77 de la calle del Frai Juníper Serra, en el barrio barcelonés del Bon Pastor. La trayectoria de este constructor está estrechamente ligada a la figura del Dimoni de Badalona, la mítica escultura que cada mes de mayo acaba devorada por las llamas durante la noche de Sant Anastasi en el municipio vecino y de la cual ha sido los últimos años el encargado de darle vida.

De los Heros, sin embargo, también es uno de los artistas veteranos en la elaboración de las tradicionales carrozas de los Reyes de Oriente. Se estrenó ahora hace tres décadas con la construcción de los camellos de Badalona y desde hace cerca de diez años participa como uno de los creadores principales en las de la capital catalana. Este año, su equipo se ha encargado de poner a punto los tres escenarios sobre ruedas que presentaron en sociedad el 2023, introduciendo toda una serie de modificaciones en la estructura. En concreto, las carrozas que llevan su sello son la de los juguetes, la del carbón y la del rey Melchor. «Hemos cambiado algunas cosas que no funcionaron el año pasado o que se podían mejorar y también las hemos intentado adaptar a las necesidades de los nuevos coreógrafos», explica.

Un almacén casi centenario para los últimos retoques
Todas las carrozas que desfilarán por las calles de la ciudad este viernes se guardan celosamente estos días en el interior del Palacio de Victòria Eugènia, un reformado entramado de grandes naves erigido con motivo de la Exposición Internacional del 1929 y actualmente ubicado en el recinto de Fira de Barcelona. En el interior del recinto, el movimiento es constante. Unos técnicos revisan las instalaciones eléctricas de los vehículos, un grupo de niños ensaya sobre uno de los montículos en estático su actuación, uno de los artistas repasa con pintura elementos decorativos, un conductor se las apaña para arrastrar con gran habilidad una de las carrozas de un punto a otro de las instalaciones utilizando un toro mecánico como remolque… Todo ello para dejar en perfectas condiciones las estructuras antes del gran día y garantizar que la cabalgata es todo un éxito.

En uno de los espacios de la nave número 7 descansa el escenario desde donde su majestad el rey Melchor saludará a todos los niños que se acerquen a ver el tradicional desfile por las calles del centro de la capital catalana. Uno de los miembros del equipo de De los Heros acaba de fijar algunos elementos de la carroza, que consiste en una esbelta estructura blanca de dos pisos con múltiples detalles dorados y que está ligeramente inspirada en los decorados de las obras de Fred Astaire de la primera mitad del siglo XX. A su lado tendría que estar la del carbón, pero unos problemas con el motor del vehículo la han obligado a pasar por boxes, trasladando todo el conjunto con grúa a las cocheras de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) para poder ser reparado de urgencia.

En el otro lado de la sala se encuentra el vehículo que utilizará el rey Gaspar, presidido por un gran camello iluminado, y solo unos metros más allá la impresionante estrella de Navidad, que guiará este año a sus majestades durante toda la ruta por la ciudad. La elaboración de cada una de estas carrozas tiene un coste aproximado de casi 20.000 euros y en la mayoría de casos se tarda cerca de dos meses en erigirlas desde cero. Los principales materiales que se utilizan son la madera y el hierro, a pesar de que algunas incluyen otros para completar la decoración. Normalmente, estas creaciones tienen una vida útil de tres años, a pesar de que en algunos casos concretos esta efímera trayectoria se puede alargar alguno más.

El grado de la veteranía y el reto de innovar
La cabalgata de Reyes de Barcelona, sin embargo, no se entendería sin la figura José Menchero. Este escenógrafo leonés de 67 años se instaló en la capital catalana en 1984 después de cursar sus estudios de Bellas Artes en París y desde principios de siglo colabora con el Ayuntamiento en la elaboración de las carrozas. «Hace veinte años que construyo. Primero me encargaron una, pero se ve que gustó y desde entonces he repetido cada año», señala.
Precisamente, una de las carrozas más espectaculares de este año es la del rey Baltasar, que lleva su firma y la del artista plástico de origen senegalés Michel Doudou. «Con los años he ido evolucionando hacia el mundo más vegetal. En ediciones anteriores ya había hecho una fuente inspirada en la Alhambra de Granada y este año la idea inicial era crear un árbol, siguiendo la tradición africada de tomar las decisiones importantes bajo estos grandes ejemplares», explica el escenógrafo. En su caso, el proceso de construcción propiamente dicho solo se alargó unos veinte días y trabajaron seis personas. Ahora bien, toda la parte previa de diseño y concepción de la propuesta empezó a gestarse prácticamente durante el pasado mes de julio.

A pesar de haberse convertido en el constructor de carrozas más veterano de la ciudad, Menchero se niega a jubilarse y encara cada año con una tranquilidad sorprendente el reto de crear nuevas escenas evitando caer en la repetición. «Reinventarse no es una dificultad. Hay tiempo de sobra para sacar una propuesta nueva», afirma. Aun así, el artista sí que tiene claro cuál es la fórmula del éxito que hace de la cabalgata barcelonesa una de las más especiales de todo el territorio catalán: «Aquí hemos procurado siempre mantener un criterio artístico, siguiendo cierto rigor. Por ejemplo, los constructores de este año somos bastante diferentes, cada uno tiene su estilo, pero creo que a la vez nos compensamos bastante».
