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Luces de Navidad del paseo de Gràcia: éxito y quebradero de cabeza a partes iguales

La imagen en el paseo de Gràcia es la de cada año: el semáforo cambia a verde para los peatones y una multitud de personas irrumpen en medio de la calzada para fotografiarse con el mar de luces que decoran esta avenida céntrica de Barcelona por Navidad. Son pocos minutos para captar una instantánea mágica, que muy probablemente terminará en las redes sociales. Un tiempo a menudo insuficiente para los peatones, que prolongan la estancia hasta que un coche les hace sonar el claxon enfadado. La Asociación Paseo de Gràcia resalta que el cruce paseo de Gràcia con Gran Vía vuelve a ser el punto más fotografiado de Barcelona esta Navidad.

El presidente de la entidad comercial, Luis Sanz, admite que estas imágenes de peatones poniéndose en peligro continúan dándose, pero advierte que la solución es “muy complicada” técnicamente. Para trasladar las luces que ahora cuelgan sobre la calzada a las aceras, sería necesario iniciar nuevos procesos burocráticos para adaptar la acera con una infraestructura nueva, una operativa demasiado enrevesada para una época del año tan corta. Sanz pone de ejemplo las luces de Navidad de los países nórdicos, acostumbrados a estas operativas por la importancia de sus mercados y ferias de Navidad. Mayoritariamente, explica el comerciante, son países que instalan anclajes fuertes en las fachadas para aguantar la tracción que supone una iluminación de tanta potencia. El paseo de Gràcia también tiene decoración en las aceras, pero mucho más modesta que la que hay en la calzada. 

“Nosotros hemos pedido al Ayuntamiento que instale estos anclajes, pero nos dicen que no es fácil porque las fachadas del paseo de Gràcia son privadas. Habría que aprobar una ordenanza. Sería la solución ideal y nadie dice que no, pero tampoco nadie dice que sí”, comenta Sanz. Por tanto, todo hace pensar que las luces continuarán en la calzada. En este caso se utilizan los árboles que no tienen enfermedades y postes provisionales que sujetan el “mar de luces” que dan vida a la avenida. “En la calzada hacemos un trabajo de artesanía que en la acera es imposible. No tenemos árboles a ambos lados, ni infraestructura”, concluye Sanz. 

Una mujer fotografía las luces de Navidad en el Paseo de Gràcia / Jordi Play
Una mujer fotografía las luces de Navidad en el Paseo de Gràcia / Jordi Play

El resto de soluciones han sido “poco eficaces”, insiste el comerciante. El año pasado, el ejecutivo municipal ordenó a la Guardia Urbana precintar la calzada con cintas para que nadie accediera. Una solución tan improvisada como ineficaz. Las fotos se trasladaron a la parte baja de la calle, que no tenía precinto. Por momentos, la policía complementó los claxons de los coches haciendo sonar las sirenas. Sanz cree que este año la situación está más controlada, si bien reconoce que continúa dándose, sobre todo en los pasos de cebra. “La gente no entra por la calzada por el medio, sino que aprovecha cuando el semáforo está en verde, por lo tanto, no sirve de nada precintarla”, resume.

Más público local que extranjero

Los últimos dos años, el paseo de Gràcia ha recibido un impulso extra del Ayuntamiento situando el encendido de luces en el centro de la ciudad. En anteriores mandatos, Xavier Trias (CIU) y Ada Colau (BComú) habían apostado por trasladar el acto inicial de Navidad a los barrios, pero Jaume Collboni lo ha resituado en el centro. Sanz admite que “toda publicidad es buena” y ve la apuesta socialista como “una apuesta de capital de país”. “No es lo mismo un encendido con cien personas de un barrio que en el paseo de Gràcia: tuvimos 15.000 espectadores el primer año y ahora 40.000. Viene gente de toda la ciudad, pero también del área metropolitana e incluso de Tarragona o Girona”, comenta. 

Esta es, de hecho, la tónica general en el paseo de Gràcia esta Navidad. Sanz, que también es propietario de la boutique Santa Eulàlia, detalla que las tiendas que dependen del público local tienen “una temporada mejor” que las que viven del turista extranjero. “Según lo que comentamos entre nosotros, no han venido tantos y han gastado menos”, añade. En todo caso, mantiene que el gran punto fuerte turístico de Barcelona en invierno es Año Nuevo. “El público de Navidad apuesta más por ciudades del norte de Europa, que tienen muchas ferias de Navidad; Barcelona se ha consolidado como la gran ciudad de Europa para celebrar Año Nuevo”, concreta.

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Las luces de Navidad del paseo de Gràcia | Jordi Play

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