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L’Ateneu del Raval pide dinero para no cerrar definitivamente

L’Ateneu del Raval está al borde del cierre. Así lo han explicado en un comunicado los gestores de este espacio comunitario, que advierten que si no consiguen 13.500 euros se verán obligados a bajar la persiana definitivamente de este espacio que ofrece programación cultural. L’Ateneu se ha visto abocado a hacer una campaña de mecenazgo para afrontar multas y el pago de un alquiler elevado. Ha recibido multas de Hacienda por un importe equivalente al 20% de sus ingresos anuales. Esto, sumado al alto precio del alquiler, de unos 3.700 euros.

La entidad pide ayuda y apoyo a entidades y vecinos para pagar el alquiler “y, si es posible, cubrir otras deudas”. Este domingo ha convocado a los vecinos a un encuentro para definir el futuro del Ateneu. Si no lo logran, agosto será el último mes que tendrá la persiana arriba del local, una antigua casa fábrica en la calle de la Reina Amàlia. El Ateneu comenzó a funcionar hace una década como centro cultural donde se generan proyectos relacionados con temas como la interculturalidad, la migración, el antirracismo o el feminismo. Y de hecho, en 2020 con la pandemia ya sufrió un golpe que lo dejó al borde del cierre. Pero una campaña de micromecenazgo les dio 20.000 euros que salvaron al Ateneu en ese momento.

Una de las salas del gag catalanófobo

Se da la circunstancia de que l’Ateneu del Raval es una de las salas que programó la obra Esas latinas, de la compañía Teatro Sin Papeles y que incluye el fragmento contra el catalán. De hecho, y tal como pudo comprobar TOT Barcelona, la Asociación Cultural Ateneu del Raval suma más de 11.500 euros en cuatro contratos desde 2020, entre los cuales destaca uno de hace cinco años del Instituto de Cultura de Barcelona (Icub), del Ayuntamiento de Barcelona, de cerca de 10.000 euros.

El inmueble en el cual se sitúa l‘Ateneu fue construido a principios del siglo XIX como fábrica textil. Años más tarde, una vez Barcelona pasó el proceso de desindustrialización, el edificio de la calle de la Reina Amàlia 3 se convirtió en sede del Antic Teatre. Cuando los miembros del teatro se fueron, el edificio quedó sin uso hasta que, los fundadores del Ateneu del Raval lo descubrieron.

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