Todos los libreros se encomendaban esta mañana de Sant Jordi al dicho «no digas trigo hasta que esté en el saco y bien atado». Lo hacían en previsión de una tarde que amenazaba con desbordar el centro de la capital catalana con la llegada de todas aquellas personas que este año no habían podido escapar durante su jornada laboral para celebrar el día y pasear por la Rambla o la superilla literaria. El aterrizaje de esta masa trabajadora no solo cumplía con los pronósticos desde primera hora de la tarde, sino que superaba en algunos casos las expectativas, llegando a colapsar algunos puntos de la plaza de Cataluña y el paseo de Gracia.
Una de estas parejas que se ha acercado al centro esta tarde son Marc y Laura. Él es de Vilanova i la Geltrú y ella de Martorell, pero ambos trabajan en la capital catalana. «Hemos podido salir a la hora de comer y hemos aprovechado para ir primero a la zona del Hospital Clínic, donde mi tía tenía un puesto, y luego aquí al paseo de Gracia», explican mientras se encaminan por esta arteria hacia la Diagonal. En sentido contrario, bajaba a la misma hora Clara, una barcelonesa que tampoco ha querido perderse el día de este año y ha acudido a la superilla literaria después de salir del trabajo en Poblenou este miércoles.
La pareja y la joven se han cruzado justo frente a uno de los puestos que más colas presentaban esta tarde en el epicentro literario de este Sant Jordi. Decenas y decenas de personas hacían fila desde antes de las seis para conseguir la firma de uno de los grandes protagonistas del día de este año. Como si fuera fruto de un designio divino, Javier Cercas estrenaba hace solo unas semanas su último libro El loco de Dios en el fin del mundo, que habla en un estilo a medio camino entre la novela y el ensayo de su experiencia acompañando al papa Francisco en su viaje a Mongolia. Si el autor ya puede presumir de tener una buena cartera de fieles lectores que garantizan unos buenos números de firmas y ventas para el día, la reciente muerte del pontífice no ha hecho más que disparar este fervor, convirtiendo al escritor y articulista en uno de los grandes protagonistas de la fiesta del libro de este año.

Reencuentros literarios muy esperados
No muy lejos de donde Cercas firmaba sin parar ejemplares esta tarde, el tráfico era constante en los estands del Gremi de Llibreters de Vell de Catalunya. Este día prometía ser bastante especial para dos agremiados que en el último año habían tenido que cerrar su tienda física debido a los elevados alquileres del barrio Gótico y que ahora subsisten gracias a las ventas en línea: Stock Llibres y la Llibreria Farré. «Es un privilegio poder estar aquí y encima con sol. Nos hemos podido reencontrar con muchos antiguos clientes y el hecho de estar aquí en primera línea se ha notado en las ventas. Estamos muy contentos», aseguraba Francesc Castel, responsable de la primera, que este pasado mes de marzo hubiera cumplido 36 años de trayectoria.
«La cosa hoy va sola, si ya no vendes por Sant Jordi… Veremos cómo va la tarde porque de momento habíamos vendido más a esta hora el año pasado», señalaba por su parte Pol Farré, la segunda generación de la saga al frente de la librería de viejo. Ambos se mostraban satisfechos de haber podido recuperar la venta al público y de retomar contacto con algunos de los clientes a los que el cierre de los locales de la calle Comtal y de la Canuda los había distanciado de sus libreros de referencia.



