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Grandes huellas de la resistencia y el asedio borbónico de 1714 en Barcelona

 “Quedó, púas, la tan ruidosa plaza de Barcelona y que tanto dio que decir en la Europa (y aún fuera de ella) en poder de España, después de una larga y valerosa resistencia […] De esta suerte se fue sujetando lo fiero orgullo de esta altiva nación; y castigo de sus delitos, además de los crecidos derechos que se las impusieron, quitándoles todos sus fueros y privilegios que tanto estimaban, se las arregló al gobierno y leyes de Castilla (para ellos lo más oprimido yugo). Para más seguridad y que no las quedase esperanza alguna del alivio que deseaban, y como freno para sujetarles, se formó una Ciudadela […] Perdieron lastimosamente los catalanes cuanto hay que perder, que fue la libertad, a la que no se la igualan cuantos tesoros encierra en sus entrañas codiciosas la tierra, ni las riquezas todas del mundo. No estaban hechos a tan fuerte martirio como lo de la servidumbre.” Es el balance que dejó escrito el militar y noble catalán Josep Agulló i Pinós, marqués de Gironella por gracia de Felipe V, después de la caída de Barcelona el 11 de septiembre de 1714.

Después de aquella derrota, Barcelona se sumergió en una transformación profunda. Institucionalmente, de Consejo de Ciento regido por la oligarquía urbana, se pasó en un Ayuntamiento borbónico bajo el mando de un capitán general. Y socialmente, la represión política y cultural española amenazaba de ahogar la sociedad barcelonesa. Pero el entramado gremial y el emprendimiento de algunos artesanos y comerciantes barceloneses impidió que la ciudad quedara paralizada, y de hecho, pocas décadas después, la capital de Cataluña ya era un referente europeo en la industrialización.

La Diada Nacional de Cataluña conmemora la resistencia y defensa contra la monarquía borbónica y un estado centralizado. Y Barcelona, como escenario emblemático de esta resistencia, tiene muchas huellas de este 1714. Os referimos algunas por sí queréis dedicar parte de la Diada del 11 de septiembre a recorrer puntos emblemáticos de la resistencia y también de la represión de la monarquía española contra los catalanes de hace tres siglos.

Monumento a Rafael Casanova

Situada en la ronda Sant Pere, la escultura data de 1888 y es un homenaje a Rafael Casanova i Comas, último consejero de Barcelona y figura clave en la defensa de la ciudad el 1714. El Ayuntamiento de Barcelona quería rendir homenaje a ocho personajes ilustres de la historia de Cataluña, entre ellos, Casanova. En 1914, con motivo del segundo centenario de la Diada, cuando se pide resituarlo en un emplazamiento destacado, cerca de donde se cree que el consejero en ninguno resultó herido. Actualmente, el monumento es punto de encuentro de partidos políticos y sociedad civil cada Diada para dejar flores.

Palau de la Generalitat

El archiduque Carlos celebró las Cortes del 1705-1706 en el Salón de San Jorge, para enfatizar el respeto que quería profesar a las instituciones y constituciones catalanas, puesto que allí se reunía la Diputación del General. La sala anexa, la de Contrafacciones, era el espacio de reunión del brazo militar, que convirtió en uno de los firmes garantes de las constituciones catalanas. En aquellas dos salas también se celebraban algunas de las sesiones de la Conferencia de los Tres Comunes.

Imagen de archivo de la plaza de San Jaime / Jordi Play
La plaça Sant Jaume con la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona a ambos lados / Jordi Play

La Ciutadella: represión de presos políticos

Actualmente desaparecida, esta fortaleza militar fue construida entre el 1716 y el 1748, a partir del diseño del ingeniero militar flamenco Joris Prosper van Verboom, primer gobernador de la plaza fuerte, a pesar de que no pudo ver el complejo acabado. Esta fortificación, lejos de servir para defender la ciudad de ataques externos, fue un instrumento más de represión borbónica contra los ciudadanos de Barcelona. Sirvió por cerrar presos políticos en la torre de Sant Joan, rebautizada como la Bastilla catalana. Fue derrocada el 1869. En su solar se construyó el parque de la Ciutadella, y ahora mismo quedan 3 edificios de aquella época que podéis ver: el Parlamento, que era el arsenal, la capilla (actual parroquia castrense) y el palacio del Gobernador, ahora una escuela de secundaria.

Fossar de les Moreres

El Cementerio era uno de los dos históricos cementerios de la adyacente basílica de Santa Maria de Mar, y durante el asedio de 1714 se convirtió en fosa común para enterrar defensores de la ciudad. Actualmente es una plaza donde hay un memorial de guerra por los muertos en el Asedio de Barcelona. A la placa se puede leer: «Al cementerio de las moreras / no se entierra ningún traidor; / hasta perdiendo nuestras banderas /será la urna del honor». Pero además, es punto de referencia del independentismo más combativo.

El Fossar de les Moreres VICENTE ZAMBRANO/ AJUNTAMENT DE BARCEONA

Yacimiento del Borne

Descubierto a finales del año 2001, se encontraron estructuras de la Barcelona de 1714 debajo del edificio del mercado, construido entre el 1874 y el 1878 sobre la antigua explanada que separaba la Ciutadella de la ciudad. El solar del mercado corresponde al 5% de la ciudad destruida para la construcción de la Ciutadella. Conserva en su subsuelo entierros de época romana (siglo III) hasta la caída de Barcelona y posterior represión. De hecho, está documentado que entre el mes de abril de 1716 y el julio de 1718 se derrocaron mil casas, desaparecieron cuarenta y dos calles (cinco de los cuales de forma parcial), se desplazó el veinte por ciento de la población de Barcelona y desaparecieron catorce edificios. El yacimiento del Borne es una muestra muy representativa del conjunto de casas y calles derrocadas como consecuencia de la ocupación borbónica.

Castell de Montjuic

El Castell de Montjuic tenía una posición de dominio sobre la ciudad de Barcelona que lo convirtió en punto estratégico de primer orden para asegurar el dominio sobre la ciudad. Durante la guerra de Sucesión, la Coronela de Barcelona tomó la guardia del Castell y en agosto de 1714 acordó la entrega del Castell, siguiendo las instrucciones del general Antoni Villarroel. El 12 de septiembre de1714 se libró el Castell a las tropas borbónicas, y a partir de aquí el Castell sufrió transformaciones como excavar el cementerio y construir los baluartes pentagonales como los de las grandes fortalezas de la Edad Moderna.

El Castell de Montjuic es uno de los espacios que se podrán visitar gratis / Ayuntamiento de Barcelona
El Castell de Montjuic es uno de los espacios de la huella del asedio en Barcelona / Ayuntamiento de Barcelona

Convento de San Agustín

Situado en la calle del Comercio, 38 hasta el 1715 y actualmente en la calle del Hospital a raíz de la construcción de la fortaleza de la Ciutadella. La guerra de Sucesión Española y sus consecuencias en el territorio así como la Batalla del 11 de septiembre del 1714 acontecieron un punto de inflexión en la historia del edificio. El año 1714, Felipe V ordena que el convento de San Agustín sea derrocado y trasladado, adoptando la función de cuartel militar. Fue la sede de la Real Academia Militar de Matemáticas desde el 1720 hasta el 1803, y su uso militar se extiende hasta el 1980. Antes de la guerra, Fue un centro religioso muy vinculado al territorio y a los gremios próximos.

Plaza de Pau Vila

La placeta d’ Marcús, la plaça de Pau Vila y el Mas Guinardó

Como el cementerio de les Moreres, la placeta d’en Marcús (barrio de la Ribera) fue, además de un depósito de munición, un cementerio donde se enterraron los ciudadanos que murieron durante el asedio. Y la plaza de Pau Vila, en el Portal de Mar, fue una de las entradas en la Barcelona amurallada y dónde durante 12 años se expuso en una jaula de hierro la cabeza del general Josep Moragues. También destacamos el Mas Guinardó, sede de las tropas borbónicas durante el asedio de la ciudad.

Vista general d‘El Born Centre de Cultura i Memòria  SORTKAT

Pla de Palau y palau Dalmases

Lugar de máxima representación política en Cataluña durante el conflicto bélico, puesto que se ubicaba el Palau Real, residencia del Archiduque de Austria, destruido por un incendio en 1875. Ante el Palacio, se sitúa la Llotja de Mar, lugar donde se llevaron a cabo las primeras representaciones operísticas en motivo de la boda real. El palacio real estaba unido en Santa Maria del Mar por un pasillo elevado. Por otro lado, el palacio Dalmases fue la residencia de Pau Ignasi de Dalmases, embajador en Londres entre 1713 y 1714, enviado por la Junta de Brazos con el objetivo de recordar el compromiso de defender las leyes y privilegios de Cataluña, según los pactos firmados por Inglaterra a primeros de la guerra.

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