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Emma Vilarasau: «Si la gente supiera lo que ha costado mantener el catalán, quizás nos ayudaría un poco más»

No era un monólogo teatral, era un pregón, pero tenía todos los ingredientes de un buen monólogo. La actriz Emma Vilarasau, la Montse de ‘La casa en flames’, pero sobre todo la Eulàlia de ‘Nissaga de Poder’ o la Teresa –para los más jóvenes– de ‘Ventdelplà’, ha dominado todos los registros de forma excepcionalmente natural. Ha llorado recordando la epidemia del VIH, cuando todo el mundo “se preguntaba quién sería el siguiente”; se ha enfadado, porque el embargo de armas a Israel que ha aprobado hoy la Moncloa “no tiene nada que ver con lo que se había pedido”; y ha hecho enloquecer a la audiencia cuando ha llamado a “llenar las calles” durante la Fiesta Mayor.

Vilarasau es natural de Sant Cugat, pero hija adoptiva de Barcelona. En la capital ha conocido a su “compañero de vida” y ha crecido como actriz. Llegó cuando aún “todo estaba en castellano” y tocaba “correr delante de los grises”. Cuando protestar, opinar, era un acto clandestino y las mujeres se unían “en las primeras manifestaciones feministas”. La actriz ha aprovechado el pregón de la Mercè para repasar su carrera, a la vez un repaso explícito de la historia de la ciudad. Los primeros años en el teatro y los primeros en TV3. Toda una serie de anécdotas personales para denunciar la crisis de la vivienda, el “genocidio” en Gaza y los ataques al catalán. “Si la gente supiera lo que nos ha costado mantener esta lengua, quizás nos ayudarían un poco más”, ha lamentado. 

Recordando su etapa en ‘Nissaga de Poder’, una serie que cambió su trayectoria, y la trayectoria de TV3, la actriz ha lamentado que la gente “no es consciente de lo que ha costado mantener el catalán”. “Yo he vivido como un actor le decía a una correctora: ‘No me hagas decir bústia porque nadie me entenderá, diré buzón que es lo que la gente dice en la calle’. Ahora eso sería imposible, pero así de mal estaba esta lengua. Da mucha pena ver que hay gente que considera que el catalán no es lo suficientemente internacional, ver que te ves constantemente obligada a cambiar de idioma, que no te entienden cuando pides un café”, ha lamentado la pregonera.  

Emma Vilarasau y Jaume Collboni durante el pregón de la Mercè 2025 | Kike Rincón / Europa Press

«No permitáis que los turistas os amarguen o os desplacen, ocupad la ciudad y disfrutadla»

La defensa sin matices del catalán ha precedido una crítica audaz de la crisis residencial y la masificación turística. De joven, Vilarasau consiguió vivir en el barrio de Gràcia, cerca de su querido Teatre Lliure, algo “impensable” en estos momentos, ha dicho. “Muchos jóvenes están obligados a vivir en una habitación compartiendo piso o directamente a irse de la ciudad”, ha manifestado, con una advertencia: “Cuando las ciudades pierden a su gente, empiezan a perder su esencia. Es el inicio de la decadencia”. 

Vilarasau ha recordado que la vida “se debe celebrar”. “Llenad las calles, los conciertos y todos los actos de la Mercè. No permitáis que los turistas os amarguen o os desplacen. Ocupad la ciudad y disfrutadla”, ha sentenciado. Un alegato que ha detonado el tercer gran aplauso de la platea, hoy en un teatro único, el Saló de Cent. La primera gran interrupción ha sido con la defensa de la vivienda. La segunda, justo en medio, la ha provocado al señalar al presidente israelí, Benjamin Netanyahu, como responsable del «genocidio» en Gaza

“Deseo verlo juzgado por crímenes de guerra y crímenes de la humanidad ante una corte internacional”, ha dicho, seria. Tanto o más seria que después, cuando ha criticado a Europa por llenarnos de “rabia e impotencia y de mucha tristeza” por ponerse de perfil. “No es ni será nunca la Europa en la que algún día habíamos creído, estoy cansada de sentir vergüenza de pertenecer a esta Europa”.

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